Estamos en la última semana del año, apenas a unos días que este pase a formar parte de nuestro pasado y entonces transitamos por un túnel de tiempo forrado de luces, celebraciones, nuevos propósitos, esperanza e ilusión, en tanto que la realidad nos trae una vez más a un presente en el que retornamos a esa cotidiana normalidad tanto en casa como en el trabajo.
Sin embargo, tal vez no caemos en cuenta sobre la importancia que tiene para cada quien intercambiar esos buenos deseos con los demás, que incluyen paz, amor, salud, dicha, felicidad, éxito y realizaciones. Todo ello es muy valioso, ya que la realidad trae consigo muchas ocasiones lo contrario y nos es necesario aceptarla y enfrentar esos desafíos tal y como vienen, de la mejor manera posible, con las fortalezas que poseemos y que enriquecemos con todo lo que recibimos de los demás.
Me imagino que cuando los buenos deseos son valorados, se convierten en coloridos frutos que alimentan nuestro entorno y podemos echar mano de ellos para incrementar el brillo de nuestro propio color, que en la aparente fragilidad que proyectamos, nos fortalece significativamente y nos da herramientas para seguir adelante, aún en la pruebas más difíciles.
Así imagino al emplumado personaje de la foto, que engalana su cabeza y su pecho del rojo de las manzanas, las que son un regalo par él, como los buenos deseos lo son los mensajes de esta temporada para quien los da y los recibe.
Ante este tiempo de enormes desafíos para la gran mayoría de la gente, aprovecho par desearte a ti, que estás leyendo esta columna, lo mejor de lo mejor en el cierre de este 2024 y para 2025, un año que será sin duda alguna lleno de nuevos retos. Que tengas a mano personas que te resulten importantes, quienes serán como los frutos de la imagen, indispensables para alimentar tu voluntad y tus propósitos. Que tu color brille como las manzanas, cultivadas en algún rincón de este Querétaro nuevo que deseamos conservar.
@GerardoProal