Un día de estos, platicando con amigos, comentábamos sobre las características de tiempo actual que no deja de sorprendernos. Después de dilucidar sobre ello, llegamos a algunas conclusiones, entre las que destaco el avance tecnológico veloz y constante; la enorme cantidad de información donde compite la objetividad y la veracidad contra la pretensión, falsedad y el pretender dañar y confrontar; el incremento de la brecha de desigualdad social; la inmemorable migración de personas por innumerables causas y razones; el incremento de la diversidad, rasgos, realidades y más detalles que definen los grupos humanos; la manera como se han ido modificando las formas en la geopolítica y donde los límites de respeto, prudencia y tacto, prácticamente han desaparecido.

Por otro lado, muchas actividades como el comercio, la comunicación y el entretenimiento, avances en materia de salud, innovación en bienes y servicios, acceso a servicios de educación, entre muchos otros, intentan compensar apenas un poco la percepción de mayor vulnerabilidad en las estructuras sociales por el impacto de los riesgos que se tienen, fruto de la violencia y la inseguridad.

Aunado a ello, también comentamos sobre la manera en que prevalece hoy la individualidad por encima de lo colectivo. Tantas noticias sobre los temas difíciles, han endurecido y disminuido la indispensable sensibilidad y han propiciado el poco o nulo interés sobre las necesidades de otros, en especial de quienes carecen de lo más básico.

La realidad ha superado con creces la imaginación y pareciera que un buen número de gente se está acostumbrando a la misma.

Me queda claro que dicha realidad es lo que es, pero nosotros podemos y debemos de alguna manera actuar en consecuencia para evitar que muchos daños sean para todos e irreparables.

Concluimos también que una de las maneras de contener los cambios negativos, es reconocer en nuestra naturaleza humana, que somos seres que viven y sobreviven en comunidad, apoyándonos, más aún a quienes más necesitan de todos.

Regresando a casa ese día, recordé esta fotografía que les comparto, de una pequeña comunidad de seres vivos que en su hábitat, en un roca, se mantienen unidos muy cercanos unos a otros, con la certeza de que en conjunto resisten mucho más el impacto de cada una de las olas y aprovechar más el alimento al que acceden en la humedad, seguros que olas fuertes, los hacen una comunidad más fuerte, como debemos serlo también en este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

@GerardoProal

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