Las ciudades suelen establecer una maravillosa y sana complicidad entre sus múltiples habitantes, en especial dentro de aquellas zonas donde conviven las personas con árboles, arbustos y matorrales, así como con la fauna que estos cobijan y alimentan. Los pequeños bosques urbanos, parques o jardines donde predomina la flora, son lugares de excepción vs el acero, concreto y cemento de las construcciones y los materiales de las calles y avenidas. Cada uno de ellos nos brinda la oportunidad de establecer o reforzar nuestro vínculo con la naturaleza y con el origen de nuestros ancestros. No fue, sino hasta el siglo pasado, que la población de casi todos los países del mundo comenzó a concentrarse en las zonas urbanas. En el año de 1950 sólo el 25% de la población vivía en las ciudades y actualmente, en este 2025, alrededor del 56% de la misma lo hace. Puede resultar un dato irrelevante, pero no es descartado pensar que la falta de los lugares verdes y el uso y aprovechamiento de los mismos, propicia menos tolerancia y armonía social, hoy verdaderamente indispensables en el desarrollo equilibrado de cualquier comunidad que se digne de serlo.

Encontré esta fotografía que tomé hace tiempo y aunque es en blanco y negro, logra colorear la vista al ver la manera cómo el follaje acompaña el andar de la gente. Me imagino que entre el viento y el ruido de sus hojas, los árboles conversan sobre la vida y los pasos de quienes se sienten arropados por el abrazo de sus ramas, mientras los transeúntes, tomados del brazo, caminan compartiendo palabras y suspiros, como si debieran realizar un recuento de su vida hasta llegar al final del camino.

Sí, ya sé que es más importante para muchos hablar de los aranceles y las sinrazones de los mismos, así como de la manera que hoy se sacude el bosque mundial deshojando muchas posibilidades y llenando de hojas muertas el sendero de las oportunidades, pero el problema puede ser tan serio que es necesario salirnos de la caja de cemento para intentar ver las cosas desde otra perspectiva y un recorrido como el de la imagen, seguramente recompensa con un buen par de ideas. Nuestra hermosa ciudad sigue necesitando más espacios donde conectar con la naturaleza para que broten más hojas e ideas, en este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

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