Los atardeceres tienen un alto impacto en los seres humanos. Asumo que ello se ha dado desde tiempos ancestrales cuando descubrimos la importancia y el valor de la contemplación y la reflexión, a pesar de que se debía estar más alerta para sobrevivir.

Ocurre que hay algo en la luz del sol que nos afecta el cerebro, particularmente con el proceso de las emociones, específicamente las positivas. Aunado a ello, hay que considerar también que cuando descubrimos el concepto de la belleza y la estética, seguramente hubo espacios y entornos en los que la naturaleza nos ofreció con frecuencia hasta hoy, la oportunidad de descubrirlo al tiempo de fortalecer el vínculo entre ella y nosotros a través de dicha experiencia.

Los atardeceres se dan por fortuna una vez al día y, cuando nos damos la oportunidad de apreciarlos junto con las condiciones climáticas para ello, es inevitable esa vivencia emocional. Cuando tenemos la posibilidad de capturarlos y atraparlos en el tiempo a través de una fotografía con propósito, es entonces que dicha imagen se convierte en una crisálida, que con nuestra observación, contemplación e interpretación, completa su proceso de metamorfosis hasta convertirse en la mariposa de una expresión artística.

Ahí, en la imagen, abre también una mayor posibilidad diversa de expresión emocional además de la alegría. Así suele suceder con imágenes de atardeceres como la que les comparto y que interpreto como esos momentos duros y difíciles donde, en el entorno más hermoso, suelen estar los enormes y rocosos desafíos que nos impiden apreciar ese atardecer en todo su esplendor.

A pesar de todo, reconociendo que la vida trae consigo un paquete completo que incluye bueno, malo, regular, excelente y un amplio espectro de adjetivos calificativos para las vivencias de cada día y determinados periodos, aún con esos enormes obstáculos que se antojan invencibles, concluyo que el mar es enorme, que habrán otros días con sus atardeceres y que, ante la realidad de nuestro paisaje, la belleza nos guiña el ojo y lo puede convertir en mariposa alguna tarde, ahí donde nos encontremos, incluido el mar o en este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

@GerardoProal

Google News