Uno de estos días, regresando del trabajo mientras conducía mi automóvil en alguna de las zonas altas de la ciudad, hubo un espacio de tiempo en el que el tránsito se detuvo, entonces vino la oportunidad de vislumbrar la dimensión del crecimiento que la ciudad mantiene al ritmo vertiginoso que no se ha detenido en el transcurso de ya muchos años.

No pude evitar recordar que durante la década final del siglo pasado, en los últimos años de vida de mi padre, quien padeció Alzheimer, salíamos a “dar la vuelta en el coche” y con ello lograr que se distrajera un poco. 
Solía comentar una y otra vez cómo las casas se iban apropiando de los cerros que rodeaban el Querétaro antiguo, pero nunca a la velocidad como hoy se desdobla el desarrollo urbano junto con la enorme cantidad de vehículos automotores.

Cada ocasión, en cada tarde de paseo, no faltaba su repetido comentario sobre las construcciones. En ese par de minutos que estuve observando recordando cómo le sorprendía ver crecer la entonces pequeña ciudad, me hice la pregunta que seguramente bastante gente nos hacemos al imaginar la manera como continuará esta expansión que se antoja muy difícil de controlar.

Muchas y variadas son las obras de infraestructura que se vienen realizando junto con los múltiples requerimientos que la han convertido en una de las ciudades destino, pero donde también los precios de muchos bienes y servicios crecen a un ritmo similar.

La ciudad sigue siendo aún la chica atractiva que enamora a más personas de las que pudiera desilusionar antaño, cuando se decía que aquí no había muchas opciones de aquello que representaba una calidad de vida con todo aquello que implicaba satisfacer una demanda creciente de espacios comerciales y de servicios que complementaran la vida familiar y donde algunos declinaban su propósito de establecer su residencia aquí, para volver a sus ciudades de origen.

Hoy día, las cosas han cambiado, la enorme diversidad de actividades productivas y el nivel de ingreso promedio de la población representa más un ancla para establecerse aquí en la búsqueda de una vida mejor.

No obstante todo lo que se realiza en beneficio de quienes la habitamos, hay retos que preocupan por elemental sentido común: abasto de agua, movilidad, seguridad, servicios de salud y otros que siguen siendo tema, pensando en las generaciones que están en sus primeros años de vida, ajenos a una compleja realidad que nos presenta la actualidad aquí y en muchos otras ciudades que cada día levantan la mano en el protagonismo del crecimiento.

Curiosamente, las decisiones del presente deben implicar una mayor visión hacia el futuro para que no nos termine de rebasar el propio crecimiento. A la mayoría de ciudadanos nos corresponde mantener una cultura de civilidad, evitando perder los estribos por el ajetreo diario que hoy está aderezado por el calor de temporada. No olvidemos que la gente es quien representa la amabilidad de su ciudad.

Aquellos paseos con mi padre sucedieron hace más de un cuarto de siglo, y por momentos aún lo escucho decir que las casas siguen apropiándose de los cerros en una ciudad que él dejó de ver unos meses antes de llegar al nuevo milenio, la ciudad hoy mantiene su sonrisa única que seguirá enamorando a mucha más gente. Así es este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

@GerardoProal

Google News