En el último mes del año, para quienes los cerramos con el calendario, es siempre la oportunidad de realizar la consabida reflexión sobre todo lo vivido e intentar colocarnos en un determinado espacio dónde evaluar los alcances, los logros, las pérdidas y mucho más. Asimismo parece ser el momento adecuado para intentar mirar hacia el año que viene con la ilusión y la esperanza de que sea mejor que el que está por terminar. Cada quien realiza su propio balance y pone en perspectiva tanto lo positivo como lo negativo de su experiencia de vida. Para muchos hay bienvenidas que les hacen probar caramelos de alegría por la llegada de nuevos vínculos y afectos que les fortalecen, aunque también hay ausencias definitivas que crean huecos imposibles de llenar y que tienen ese sabor amargo de la tristeza y se acompañan del inevitable dolor que hay que procesar y que sentirlo se transforma en una expresión de amor para quienes concluyeron su tiempo de vida. Nunca es sencillo comprender esa mezcla de emociones y sentimientos que suelen aflorar en estas fechas, pero aprender a aceptarlos y abrazarlos es una de las herramientas más útiles para darles su justo sentido y proporción en lo más profundo de cada uno de nosotros. Ahí estarán unos y otros formando parte de nuestro personal bagaje.

Me llama mucho la atención la velocidad de los eventos y de los cambios que modifican sustancialmente el entorno general de la gran comunidad a la que pertenecemos en nuestra geografía en estos años recientes. Para quienes vivimos uno más que se suma a varias décadas, el impacto de estos suele ser mucho mayor que para quienes gozan de la juventud. Lo que ocurre es que cada nuevo año trae consigo una realidad distinta, tanto con retos y desafíos, como lo son y serán también las oportunidades. Sin embargo, cuando la realidad de un panorama complejo por las circunstancias nacionales e internacionales, donde la incertidumbre enfría el calor del optimismo, nos enfrentamos a una visión a la que no estamos acostumbrados y nuestra percepción puede ser otra a la que deseamos, como en esta fotografía que nos presenta un paisaje atípico. Así es la vida, de cualquier manera el sol y el mar esta presentes y el calor de nuestros nuevos propósitos y mejores deseos para todos, rescatarán el paisaje, incluido el de este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

@GerardoProal

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