México vive tiempos difíciles, enfrentamos problemas complejos cuya solución nos llevará tiempo, recursos de todo tipo y un gran esfuerzo, pero sobre todo para resolverlos es imperativo un cambio de actitud.

Es triste, pero cierto, que por razones como la mediocridad y la ambición desmedida de los gobernantes, sus prejuicios y sed de venganza o la corrupción desbocada, estamos viviendo —sin darnos cuenta cabal— el surgimiento de otros graves problemas como la destrucción de la vida democrática y la restricción de nuestras libertades y derechos.

Es importante reconocer que algunos problemas llevan años lastimando a millones de mexicanos y algunos otros que, si bien se gestaron en el pasado, ahora y ante la falta de atención o ante una atención errada y contaminada por resentimientos y por ideologías fracasadas se han acrecentado notoriamente llegando a magnitudes inimaginables ocasionando daños incalculables y cuya reparación, si es que fuese posible, será muy costosa (¿cómo medir los cientos de miles de vidas que se perdieron en la pandemia y que se pudieron evitar?).

Sí, hoy vivimos una larga lista de problemas, pero el mayor de ellos, el que más daño nos causa y que podríamos definir como el “problema mayor” es el problema de la actitud con la que el Gobierno de México y la gran mayoría de las personas enfrentan esa larga lista de problemas y carencias.

Para empezar los gobernantes, y muchas personas más, no reconocen a los problemas como tales. Si, asumen la actitud del avestruz que prefiere esconder la cabeza en un hoyo y no mirar los problemas que se avecinan, creyendo falsamente que la amenaza desaparecerá.

Otras personas al no sentirse hoy afectadas directamente por tal o cual problema simplemente lo ignoran sin darse cuenta de que con ello los problemas crecerán hasta llegar a un punto en el que sí los dañaran.

Algunas más piensan que ya hacen lo que les corresponde y no están dispuestas a hacer más.

La mayoría de las personas que se percatan de la presencia de algún problema asumen que dado que ellas no lo generaron no son responsables de atenderlo, asumen que a ellas no les corresponde ni colaborar en su solución ni exigir al gobernante que lo haga y lo haga bien, y optan por aceptar vivir con el problema, es decir lo normalizan y ante ello solo intentan “acomodarse” lo mejor posible.

Y para colmo de males tenemos un Gobierno de México que en lugar de cumplir con su responsabilidad y atender y resolver los problemas, se concentra en echarle la culpa de todo mal a los gobiernos anteriores.

Fuente de los Deseos: Ojalá todos nos demos cuenta de que ignorar y normalizar los problemas solo los agravan. Ojalá todos cambiemos de actitud, ojalá dejemos de repartir culpas y reconozcamos los problemas y más importante: ojalá participemos activamente en su solución. Ojalá nos demos cuenta de que lo que hoy ya hacemos no es suficiente para resolver los problemas que nos aquejan, todos necesitamos hacer más.

Exsenador

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