Todos los seres humanos todos los días, perseguimos nuestros sueños y guiados por nuestros principios y valores hacemos un gran esfuerzo para que nosotros y nuestros seres queridos vivan intensamente con paz y alegría, y se desarrollen plenamente para finalmente vivir un futuro feliz.
Al igual que un ser humano el presente y el futuro de una Nación se construye todos los días con la participación de todos y cada uno de sus ciudadanos, con sus ideas, con su trabajo, y con su entrega y compromiso para con los demás. Es por ello que todos los ciudadanos, unos más y otros menos pero finalmente todos, somos corresponsables del éxito o del fracaso de la Nación.
Con respecto a los logros y que no son pocos, prácticamente cualquier ciudadano, haya participado o no, salvo que sea mezquino, no tiene inconveniente en hacer suyo y festejar dicho logro. En lo que toca a los fracasos tenemos que si bien es cierto que unos pocos son los responsables directos de este, también es cierto que salvo excepciones la mayoría restante es corresponsable cuando menos por omisión, por no haberse informado adecuadamente del actuar gubernamental y si lo hiciera por haber permanecido indiferente -por cobardía o comodidad o conveniencia-, por haberse quedado callado y no haber informado a los demás sobre el acecho inminente de un fracaso. Aunque duela e incomode debemos reconocer que así como los logros del país son de todos, los fracasos también.
Por lo anterior y conscientes de que todos somos corresponsables del éxito o fracaso de la Nación sin buscar pretextos ni refugiarnos en justificaciones absurdas y huecas como; “Yo ya pago mis impuestos y género empleo y eso es más que suficiente y no me da tiempo de hacer algo más, o mi responsabilidad es solo producir utilidades y la del gobierno “gobernar”, o ya extiendo un donativo en favor de tal o cual organización de la sociedad civil”, y tantas otras, es que todos los ciudadanos nos debiéramos preguntar ¿Hasta que punto si cumplo con mis responsabilidades para con la Nación? Y más importante, y también más difícil e incómodo, es preguntarnos: ¿Ante los fracasos, ante las deficiencias, ante las oportunidades perdidas, hice todo lo que podía hacer? ¿Hice mi mejor esfuerzo por evitarlo o para amainar sus consecuencias, compartí efusivamente la información que tenía?
Personalmente debo confesar que no hice todo lo que pude hacer y ahora estoy pagando, junto con millones de ciudadanos, las consecuencias de ello. Cometí el error de no haber hecho mi mejor esfuerzo en este 2024 que esta por concluir, y si tu lo cometiste también te invito a corregirlo, te invito a que en este 2025 ayudes a que cuando menos 5 personas despierten y se informen sobre el quehacer del gobierno, que exijan resultados y celebren sus logros, y también que señalen los errores las deficiencias y las oportunidades perdidas, las mentiras y los engaños. Solo así, participando todos alcanzaremos un mejor país.
FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO 2025.
Ex senador de la República
@TAMBORRELmx