Desgraciadamente, dolorosamente, pareciera que hoy y desde hace seis años coexisten dos Méxicos, el nuestro y el de ellos. Sí, lamentablemente el presidente López Obrador persiguiendo fines electoreros —que ya no necesitaba— optó por fortalecer su posición política —y “hacer historia”— no mediante la entrega de resultados positivos en seguridad, salud, educación, disminución de la corrupción y la impunidad, etc., etc., a todo el pueblo de México sino por dividir a los mexicanos en dos grandes categorías, los que lo siguen los que están con él y los que no lo están. A unos los llamo el pueblo sabio y bueno, a los otros los calificó como fifís, conservadores, neoliberales, etc. Optó por la confrontación entre “buenos conmigo y malos con ellos”.

Los resultados de dicha división saltan a la vista, fueron absolutamente exitosos desde el punto de vista electoral pero fueron un fracaso desde otros muchos puntos de vista, entre otros: La salud decayó —los mexicanos perdimos años de esperanza de vida—, la educación también cayó, la inseguridad reina por prácticamente todo el país, la corrupción aumentó al igual que la impunidad, etc.

En suma, el Presidente electoralmente ganó, pero el pueblo de México perdió mucho más que lo que aparentemente ganó. Es cierto que el Presidente rompió viejos y dañinos vicios, pero lamentablemente al hacerlo creó otros igualmente nocivos. Y si consideramos que México perdió, y sigue perdiendo todos los días, oportunidades de crecimiento y bienestar, el saldo neto del sexenio es de pérdida absoluta. Y si consideramos el debilitamiento de la división de poderes y de muchas instituciones de la República la pérdida en términos de democracia y bienestar a mediano y largo plazo, es aún mayor.

Ahora bien, para recuperar lo más pronto posible parte de lo perdido y sobre todo para dejar de seguir perdiendo e inclusive para empezar a ganar es indispensable que todos los mexicanos nos unamos, que todos trabajemos hombro con hombro. El reto de que todos los mexicanos vivamos dignamente es enorme y solo juntos, unidos, lo vamos a poder vencer.

Para ello es fundamental que los mexicanos nos dejemos de insultar y ofender, es imprescindible que nos escuchemos los unos a los otros y muy importante, que expresemos nuestros puntos de vista con argumentos y razones más que con sentimientos y que estemos dispuestos a ser convencidos por los argumentos de los otros. La tolerancia y el respeto entre mexicanos no deben faltar.

Fuente de los Deseos: Ojalá los mexicanos nos unamos de tal forma que si nuestros gobernantes siguen promoviendo el “ellos y nosotros”, si siguen promoviendo la existencia de dos Méxicos —el suyo y el de los otros—, nosotros los mexicanos unidos, pueblo bueno y conservadores —que también son pueblo—, les ignoremos. Ojalá les mostremos a esos gobernantes y al mundo que si nos podemos unir en un solo México, un México que entonces sí será una nación de triunfadores.

¡VIVA MÉXICO!

Exsenador

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