Ante el riesgo de que Donald Trump opte por una “invasión suave” (uso de fuerza letal vía fuerzas especiales o el uso de drones) para combatir a líderes del narco y acabar con narco laboratorios, la presidentA apeló al recurso patriotero de mencionar al himno nacional, dando muestras de su escasa creatividad, capacidad de negociación y de su intolerancia ideológica contra el populismo neoliberal de Trump.

Defender a la patria es un deber cívico, a los mexicanos nos queda claro. Pero defender al populismo neo marxista lopezobradorista —y a sus engendros: Morena y la 4T—, es otra cosa.

Para que los mexicanos asumamos la defensa de nuestra nación, la presidentA debe dejar clara la frontera entre los intereses de la nación y los de López Obrador y su partido: los nexos, pactos, acuerdos o servicios que prestó a la delincuencia organizada para que los cárteles operaran a favor de su partido en casi todo el país; del dinero mal habido que financió las campañas de candidatos morenistas (incluidos los partidos satélites); y, de los cargos que los hoy gobernantes han otorgado a las mafias (secretarías de seguridad pública, fiscalías, secretarías de gobierno, etc.).

¿Se le exigirán responsabilidades a AMLO por su estrategia pro narco “abrazos, no balazos”? Porque es evidente que la expansión y el fortalecimiento de sus estructuras, capacidad bélica y el mayor número de crímenes se dieron en su sexenio. ¿Eso es lo que Claudia nos llama a defender?

La gran pregunta es qué va a ser de aquellos senadores, diputados, gobernadores, presidentes municipales y funcionarios federales, estatales y municipales que ocupan puestos de poder en las administraciones —en algunos casos— resultado de negociaciones con la narco delincuencia; y de aquellos que tienen compromisos con ellos. ¿Se mantendrán en sus cargos porque fueron electos; o bien, sabiendo su procedencia y cómo arribaron al poder serán sujetos de la “Operación Enjambre”?

Antes que el interés de la presidentA por mantener vigente el legado de su jefe, es importante que se entienda que la prioridad no es defender a AMLO, Morena o la 4T, que tanto daño han hecho a México, sino a la patria, lo cual implica, necesariamente, que la presidentA deje de pensar que gobierna para sus 35.8 millones de votantes, y que el resto no contamos.

Queda claro que la lopezobradorista presidentA impulsa el populismo neo marxista de Cuba, Venezuela y Nicaragua, cuyos intereses son contrarios al populismo neoliberal de Donald Trump, por lo que se nos pretende utilizar en una lucha ideológica que nada tiene que ver con los mexicanos y sí con los intereses sectarios de AMLO, que han resultado en el autoritarismo, la polarización y el empobrecimiento de los mexicanos.

Defender la soberanía en el plano poco creativo y nada diplomático que plantea la presidentA, sería viable si estableciera canales de diálogo con la sociedad; si revirtiera la destrucción institucional y democrática que impulsa su partido; si buscara el bien de los mexicanos, en lugar de gobernar para su jefe; si planteara como política nacional el “ganar-ganar”, atacando -sin concesiones- al crimen organizado y acabando con la inseguridad.

Resulta paradójico que mientras defienden el legado lopezobradorista no puedan sostener la fracasada política de seguridad del tabasqueño que dio abrazos a los delincuentes y balazos a los mexicanos. Por la patria, todo. Por AMLO, Morena y la 4T, nada.

Periodista y maestro en seguridad nacional

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