Las recientes maniobras de la mayoría legislativa morenista que atan de manos al Poder Judicial para realizar cualquier proceso legal que revierta la reforma al poder judicial, constituye el último paso hacia la instauración de una autocracia. Las señales de alerta fueron desatendidas por sectores de la sociedad y por una parte de la oposición, a la que algunos ya le desean que descanse en paz.
El lugar común para advertir sobre la inminencia de la democratura (sustitución de la democracia por la dictadura) es conocido como “huevo de la serpiente”, en referencia a la película de Ingmar Bergman, de 1977, ambientada en la Alemania de los años 20, en la que un científico, el Dr. Vergerus, afirma que el futuro nazi de Alemania era predecible, observando la fina membrana del huevo de serpiente, en alusión al proceso de gestación en que se encontraba el Nacional Socialismo de Adolfo Hitler; y la negación en la que se encontraban las autoridades y la sociedad a pesar del lenguaje manipulador, violento y polarizante de Hitler en contra sus opositores y quienes no pensaban como él.
A diferencia de los golpes de Estado en los que se toma y somete al poder de manera violenta, este proceso en México ha sido inductivo y evolutivo, a través de la manipulación y la propaganda de AMLO.
En México los poderes fácticos (grandes inversionistas convenencieros, militares, políticos corruptos, delincuencia organizada, sindicatos, algunos partidos políticos acomodaticios, etc.) forman parte de esta alianza perversa al beneficiarse y depender de la corrupción gubernamental. Y ellos mismos serán víctimas, junto con amplios sectores sociales por esta ruptura de la democracia, al no poder revertirse la ley, el aniquilamiento de la división de poderes y la concentración de más poder en una sola persona.
Adolfo Hitler encabezó un régimen nacionalista y socialista (nazismo) que gobernaba a través del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán; el autócrata mexicano, a través de interpósita presidenta, está construyendo un régimen cuyas notas características son: nacionalista, socialista y populista (NASOPO), y gobierna a través de Morena y de sus representantes en el Poder Ejecutivo, Legislativo y, próximamente, el Judicial.
Se equivocan quienes piensan que México no será Cuba, Venezuela o Nicaragua: el huevo de la serpiente está por eclosionar. Como ellas, México ha seguido el camino de colonización, eliminación o control de todas las instituciones del Estado, desaparecido la división de poderes y concentrado el poder en una sola persona, y su cadena de transmisión política es Morena, el partido de Estado.
Este modelo requiere una oposición domesticada que aparente el juego democrático: que hable mucho sin lograr nada; que participe en farsas electorales con un mínimo indispensable de triunfos para lavarle la cara al dictador.
Es un hecho: las próximas generaciones conocerán el nuevo rostro del viejo PRI, con carros completos del partido de Estado.
Hoy, día de los muertos, doy mi más sentido pésame a los desaparecidos panistas que con grandeza de miras dieron testimonio de sus ideales en la construcción de un México mejor. Lamento que hayan sucumbido con dirigentes como Ricardo Anaya, Marko Cortes y Jorge Romero que lo mantienen en vida vegetativa.
Hasta ahora, la presidenta morenista se encarga de consumar la destrucción del poder judicial, iniciada por su mentor y de incubar el huevo de la serpiente morenista.
Periodista y maestro
en seguridad nacional