La realidad, a pesar de que muchos no quieran verla, es que las presiones de Donald Trump al gobierno mexicano tienen dedicatoria a Morena. Eso está generando conflictos al interior del partido y con Claudia Sheinbaum porque todos quieren seguir ordeñando la ubre presupuestal, tener más poder y gozar de impunidad —al estilo de Andrés Manuel— y con Trump eso ya no se va a poder.

Aunque el gobierno actual ofrendó 29 viejos líderes de cárteles mexicanos —vinculados al pasado— sin que se les hayan pedido ni negociado —según Alejandro Gertz Manero y García Harfuch—, Donald Trump ha dado claras muestras de que a la ofrenda le faltó carnita: narcopolíticos del actual gobierno, o sea more-narcos, lo que causa insomnio a varios funcionarios públicos y gobernadores de Morena.

La falta de liderazgo de Sheinbaum ha dado lugar a la pérdida de cohesión y a las crecientes pugnas internas —un día sí y otro también— en Morena. Los líderes de las cámaras de senadores y diputados abiertamente han peleado entre ellos, en repetidas ocasiones. Ya sea por quién va a nombrar a los candidatos a jueces, magistrados y ministros, como para acusarse mutuamente de corrupción.

La propia Sheinbaum ha sido víctima de las pugnas al aplazarse la entrada en vigor de su ley antinepotismo con clara dedicatoria a Andy López Beltrán. Para bloquearla Monreal buscó el voto de los panistas, pero como la condición de los panistas fue que Andrés López Beltrán no fuera candidato a la Presidencia en 2030, Monreal cortó la negociación y negó, pese a los videos, haberse acercado al PAN.

En apoyo de Sheinbaum, Luisa María Alcalde, presidenta de Morena, tomó la iniciativa de modificar los estatutos del partido para impedir las candidaturas de familiares de morenistas en cargos de elección popular, a partir de 2027, pero la reforma —ya se avisó— no contará con el apoyo de diputados y senadores de Morena: Saúl Monreal aspira a suceder a su hermano David, en la gubernatura de Zacatecas; Félix Salgado Macedonio a su hija Evelyn en el gobierno de Guerrero; el gobernador de San Luis Potosí, del Partido Verde, quiere dejar a su esposa en la gubernatura...

Otro tema de conflicto interno es el manejo que hace Sheinbaum de la relación con Trump. Para algunos morenistas es un acto de traición a AMLO y al movimiento que el Fiscal vaya a ofrecer la cabeza de funcionarios públicos y gobernadores morenistas para congraciarse con Trump, a quien solo parece interesarle la joya de la corona: Andrés Manuel, el abrazó a los cárteles y les permitió su expansión nacional e internacional.

Así, pareciera que Sheinbaum se enfrenta a la encrucijada de ser leal a su jefe y defender a todos o la amenaza de la revocación de mandato, lo cual se antoja exagerado porque ella lo sabe no cuenta con el poder suficiente para cortar sus dependencias.

También llama la atención la torpeza de algunos panistas que pese a tener aún el cuchillo morenista en la espalda, se han apostado a favor de una falsa unidad nacional y, por ignorancia o buenismo —sello de muchos panistas ingenuos—, toman partido por uno de los bloques en pugna, sin saber que terminarán como Miramón y Mejía con el pretexto de defender a la patria.

La oportunidad de depurar a Morena y quitarle el sello de alianza de mafias y corruptos para convertirlo en partido, se podría perder si los grupos no entienden que requieren un nuevo liderazgo porque el de su mesías puede estar comprometido.

Periodista y maestro en seguridad nacional

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