De manera flagrante el presidente y su partido han tomado como tarea violar sistemáticamente la ley para garantizar el triunfo de su candidato a la presidencia, pasando por encima del Estado de Derecho como si -en su perspectiva- las leyes no fueran para ellos, sino para los demás.
Desde el 6 de abril de 2021 López Obrador abrió —dentro de su partido— la carrera por la sucesión presidencial, al nombrar a Claudia (Sheinbaum), Marcelo (Ebrard), Juan Ramón de la Fuente, Esteban Moctezuma, Tatiana Clouthier, Rocío Nahle, como sus posibles sucesores. Dicha lista hoy la integran Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López, Ricardo Monreal, Manuel Velazco y Gerardo Fernández Noroña, pero sólo dos tienen la simpatía del presidente y un tercero (Marcelo Ebrard).podría arrebatarles el título.
El banderazo inicial se dio en el marco de la crisis nacional generada por el pésimo manejo de la pandemia, el desabasto de medicinas y tratamientos, la imparable violencia criminal y el quebranto económico del país, por lo que también ha tenido el toque de distractor y de traspaso de poder, ya ninguno de ellos tiene luz propia.
A lo largo de estos años la favorita de AMLO, Claudia Sheinbaum, ha venido realizando actos anticipados de campaña, como la pinta de bardas y espectaculares “Es Claudia” (que hasta ahora nadie sabe cuántos millones costó y quién los pagó); o participado en actos públicos organizados por gobernadores y presidentes municipales de Morena para conseguir apoyos a su campaña (Claudia tiene el apoyo de 17 gobernadores; 4 Adán Augusto, y uno Marcelo Ebrard), lo que demuestra que la inequidad comienza con los de casa, e implica una herencia maldita al dejar a sus contrincantes en puestos políticos de relevancia como lo ordenó AMLO para evitar fracturas que lleven al partido a perder la elección, como sucedió en Coahuila.
La competencia entre ellos no es de proyectos o capacidades, sino para ver quién garantiza imitar al líder y continuar su proyecto. Aquel que sea capaz de renunciar a sí mismo y a sus convicciones para asemejarse a su mesías, seguramente será el que el dedo divino señale como el único y legítimo hijo del altísimo.
La inclusión de Adán Augusto López, secretario de Gobernación como corcholata (abril de 2022), cuestiona su elegibilidad dados los señalamientos de las revistas Nexos y Proceso sobre sus vínculos con el Cártel Jalisco Nueva Generación, al incluir a prominentes miembros de este cártel dentro de su gabinete de seguridad, cuando fue gobernador de Tabasco y su férrea defensa por parte de AMLO.
Aunque los datos están cargados hacia Claudia, desde el 29 de septiembre de 2021, en que López Obrador le levantó la mano y la señaló con su dedo índice para manifestar su preferencia, la simulación de proceso para elegir al sucesor, con el engaño de que será Coordinador de los Comités de Defensa de la 4T, terminará por hacer ver que, independiente del resultado de una encuesta, el verdadero y único elector será Andrés Manuel.
El hecho de que 31 meses antes de la designación de candidatos a la presidencia de la República las corcholatas de Morena hayan iniciado sus campañas, pone en riesgo la legitimidad de la elección, porque se han incumplido los términos legales, con lo que la oposición queda en franca desventaja.
La incógnita es qué papel jugará el INE morenizado en esta inequitativa parodia electoral que viola las leyes vigentes.
Periodista y maestro en seguridad nacional