Apenas habían transcurrido unas horas de la toma de posesión de Donald Trump y ya las señales de alarma estaban encendidas en Palacio Nacional, a donde acudieron distinguidos miembros de la 4T para acordar la estrategia a seguir frente a Trump, que podría incluir a AMLO en sus objetivos.

Para los morenistas, Trump es populista, mesiánico, narcisista, mentiroso, misógino, prepotente, autoritario, tóxico (Monreal), acosador, vengativo, resentido, neocolonialista e insensible, entre los calificativos con que lo etiquetaron. Y se diferencia del tabasqueño en no ocultar sus verdaderas intenciones.

Para la 4T, la izquierda hispanoamericana y los demócratas de los EU, Trump encabeza una nueva confrontación ideológica neoliberalismo-neomarxismo; contra la cultura de la muerte: aborto, wokismo, ideología de género, eutanasia, feminismo radical, agenda lgtb, etc., como lo dejó claro Milei en el Foro de Davos.

De manera cobarde, los morenistas pretenden utilizar a los mexicanos como escudo para protegerse de Trump, manipulando a la opinión pública con la acusación de que está en contra de México, cuando saben que irá en contra del proyecto marxista del Foro de Sao Paulo y del Grupo Puebla (a los que pertenece Morena), por utilizar la migración como arma de guerra irregular; cobijarse en las fuerzas armadas, a las que previamente han corrompido y desnaturalizado; aliarse con la narco delincuencia; comprar con dádivas a los pobres, y a los ricos con obras públicas.

Venezuela usa la migración para desestabilizar a sus vecinos, como sucede con Colombia y otros países de la región, que viven conflictos políticos y sociales al no poder brindar empleos, servicios y satisfactores básicos a los millones de migrantes venezolanos; impulsar el surgimiento de líderes de izquierda, como Petro, que capitalizan el descontento, pero no resuelven los problemas.

El uso de 27 mil guardias nacionales, la expulsión y violación de los derechos humanos de los migrantes —a los que invitó a inicios de su gobierno a pasar por México—, fue el precio que pagó el tabasqueño para congraciarse con “Trun”, y evitar su intromisión en nuestros asuntos internos.

Aunque AMLO niega tener nexos con los narcos, les permitió operar impunemente, expandir y consolidar su dominio territorial, incrementar las rutas de trasiego, asesinar mexicanos (más de 200 mil en el sexenio), se benefició del financiamiento y de su intromisión en las elecciones, a favor de los candidatos de Morena.

A pesar de las acciones performativas de este gobierno para hacer creer que se ha puesto fin a los abrazos, su temor es que en la lucha de Trump contra el narcoterrorismo pida la cabeza de Andrés Manuel y la de los servidores públicos con nexos con el crimen organizado. El riesgo para el país —como ha sucedido en otros momentos de nuestra historia— es que los morenistas estén dispuestos a ceder en todo, incluyendo soberanía, a cambio de no entregarlos.

Los de la 4T apuestan a las dificultades legales que tendrá Trump para cumplir sus amenazas; pero están dispuestos a someterse a cambio de ganarle tiempo a su proyecto, aunque signifique postergar su avance.

Independientemente de la complejidad del fenómeno y la obligada defensa de nuestros connacionales, conviene evitar la manipulación demagógica morenista que ahora pretende atribuirle a Trump el conjunto de los fracasos que en materia de migración se deben única y exclusivamente a la figura de López Obrador y a sus herederos.

Periodista y maestro en seguridad nacional

Google News

TEMAS RELACIONADOS