Todos caben en el Frente Amplio por México. No así en la “faramalla” creada por el presidente López Obrador, solo 3 recibieron boleto “BIP”, otros participan, pero no juegan. Abiertas las reglas del juego para las y los aspirantes del Frente Amplio por México, no agradó a todos, era de esperarse. No es nada sencillo buscar el consenso entre reglas que se apeguen a la legalidad. Y los vericuetos que deben acordar los 3 partidos que van de la mano de la sociedad civil.
Figuras circunstanciales de la política, como la senadora Lilly Tellez, de inmediato renunció a participar, no le acomodó el método. El denominado Consejo Ciudadano que pretendía organizar el proceso de consulta, se deslindó y se disolvió al enterarse que ellos no encabezarían la conducción de la consulta del Frente; aunque afirmaron que en lo individual sí pueden participar. No hubo divorcio, solo divergencias.
Medios de comunicación nacional y uno que otro analista auguran problemas. Por supuesto que habrá problemas, es más que obvio. Por primera vez se forma un Frente Político que se subordina a la normatividad electoral para no incurrir en responsabilidades en las que ha caído AMLO, Morena y las “corcholatas”. El proceso del Frente también apunta esa clase de problemas. La LGIPE establece reglas legales y un grupo de ciudadanos no podía presidir el Frente, hecho que no se ha hecho resaltar en las críticas, más cuando son de carácter destructivo para abonar a la causa del proceso morenista que navega en el vacío legal al borde de la ilegalidad, según el INE, aunque en realidad cursa la ruta de la inconstitucionalidad. Ni sus propios estatutos contemplan la figura inventada por López Obrador, esa de coordinador de la defensa de la transformación. Todo fuera de la ley y en abierta campaña.
Varios de los aspirantes del Frente Político en realidad no debieran levantar la mano. No solo se trata de decir buenos discursos o ser contestatario; hay que aportar más ingredientes como la simpatía, popularidad, carisma, capacidad, conocimiento y buen posicionamiento social; entre otros de los requisitos. Hay algunos que ya debieran estar atrás del escenario y dejar a otros luchar por la candidatura. Beatriz Paredes es un gran ejemplo. Se le fue la oportunidad; llegó a la política en tiempos de López Portillo, sigue y quiere más.
La ciudadanía en su conjunto empieza a tomar partido, deseable no se divida si no llega su candidato o candidata. Los dirigentes de partido deben abstenerse de meter mano. Es tiempo de sumar.
Analista legislativo. @HectorParraRgz