Reformas constitucionales por capricho y obligado mandato presidencial. Hoy habrá sesión en el Congreso de la Unión, para declarar otro triunfo de innecesaria y provocadora reforma: adscribir el cuerpo policial civil de la Guardia Nacional a la milicia. Los últimos 6 años, desde la creación de la nueva corporación policial, por ordenes del presidente, fue subordinada al general Secretario de la Defensa Nacional; la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, nunca tuvo jerarquía de mando sobre la GN, acorde al mandato constitucional. La SCJN declaró la inconstitucionalidad del decreto administrativo del titular del Poder Ejecutivo. No importó la ilegalidad, tanto el Secretario como el mismo presidente desacataron lo establecido en la Constitución ¿Por qué la necedad? El pretexto: que el personal castrense no se corrompe. Dejaron a un lado la función de la seguridad pública al privilegiar la supuesta corrupción en que podrían incurrir los elementos de la GN.
El nuevo cuerpo policial fue “asaltado” por elementos del ejército mexicano y la marina, en su mayoría fueron cambiados de adscripción, generando más problemas relativos a los derechos laborales y contractuales de los “nuevos” elementos de la GN. Sin la adecuada preparación para ejercer las funciones policiales, los militares cambiaron de funciones de un momento a otro. Mientras tanto, en el decreto de reformas a la Constitución en donde se creó la Guardia Nacional, diputados y senadores autorizaron al presidente de la República, hacer uso de las fuerzas armadas permanentes para el combate al crimen organizado por medio de un artículo transitorio. De nada sirvió esa facultad, los militares fueron asignados a funciones administrativas, dejando de cumplir el mandato constitucional.
Rotundo fracaso de la política de seguridad pública en la administración del presidente López Obrador. Habiendo prometido disminuir la inseguridad, esta se desbordó; creció el crimen organizado y los carteles se fortalecieron; casi 200 mil homicidios y más de 50 mil desaparecidos. Además, disminuyeron los presupuestos en los estados y municipios para atender la misma problemática. Fallida política la de los abrazos y el dispendio de becas para combatir las causas de la violencia. La milicia no está capacitada para ejercer la función de seguridad pública, quedó probado. Con las reformas la ciudadanía enfrentará más peligros que los delincuentes; nuevas atribuciones de investigación a cargo de militares vestidos de GN y sin orden ministerial.