El gobierno de Querétaro, en colaboración con universidades clave como el Tecnológico de Monterrey, la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) y el Tecnológico Nacional de México (TecNM), está trabajando en el desarrollo del proyecto "Distrito QRO". Esta iniciativa busca transformar un área que conecta el campus del Tecnológico de Monterrey con las universidades ubicadas en el Cerro de la Campana y zonas aledañas, un sector que incluye colonias y una zona industrial en declive. El plan contempla la creación de áreas verdes, "calles completas" con andadores y ciclovías, plazas públicas y el fomento de cafés y otros espacios donde la comunidad académica —estudiantes, profesores, investigadores y artistas— pueda interactuar. El objetivo es convertir este sector en un centro de creatividad e innovación que revitalice la zona. No obstante, a pesar de lo ambicioso y prometedor del proyecto, enfrenta importantes retos en su diseño e implementación. Es crucial evitar los errores cometidos en proyectos similares, como la "Ciudad Creativa Digital" en Guadalajara, que no lograron consolidar los distritos creativos esperados.
En el diseño e implementación del Distrito QRO se identifican al menos tres riesgos importantes. El primero es el posible desplazamiento de las comunidades que actualmente habitan las colonias dentro del polígono del proyecto. La transformación de la zona podría aumentar el costo de la vida y dificultar que estas personas continúen viviendo ahí, lo que agravaría la desigualdad. Sin embargo, si se gestiona adecuadamente la valorización sería posible no solo evitar el desplazamiento, sino también ofrecer a las poblaciones más vulnerables la oportunidad de mejorar sus condiciones sin ser excluidas.
El segundo riesgo tiene que ver con la posibilidad de que la inversión pública destinada a revitalizar el área termine beneficiando a un grupo reducido de promotores inmobiliarios o funcionarios, en lugar de a la comunidad. Este fenómeno ya ha ocurrido en otros proyectos de gran escala, donde los fondos públicos se utilizan para mejorar el espacio urbano, pero los beneficios económicos se concentran en pocas manos. Para evitar este problema, es crucial que los recursos generados por la valorización se reinviertan en favor de la sociedad, mejorando servicios esenciales como la salud, la educación y el transporte para toda la población queretana.
El tercer riesgo es repetir los errores de otros proyectos similares que han ignorado el valor intrínseco de la cultura local. La cultura no puede ser simplemente importada o fabricada, ya que es el resultado de un proceso dinámico de interacción social en un tiempo y lugar determinados. Se construye a partir de las experiencias compartidas, las prácticas cotidianas y los valores que emergen de las relaciones entre las personas y su entorno, lo que la hace única y profundamente vinculada al contexto local. En los ejemplos más exitosos de distritos creativos, el contexto local y las características del entorno han sido clave para atraer a empresas y profesionales, generando barrios que son sostenibles y atractivos. Si el Distrito QRO no toma en cuenta esta dimensión cultural y las vocaciones del lugar, corre el riesgo de perder la oportunidad de desarrollar un espacio auténtico y conectado con la comunidad.
En el discurso del desarrollo urbano suele aparecer la promesa de progreso, pero esa promesa no siempre se traduce en beneficios para quienes más lo necesitan. El Distrito QRO tiene el potencial de transformar este sector de Querétaro, siempre y cuando se asegure que el desarrollo sea inclusivo y que los derechos de las comunidades locales se respeten en todas las etapas. No se trata únicamente de construir infraestructura o de lograr crecimiento económico, sino de garantizar que los beneficios se distribuyan equitativamente, protegiendo los intereses de todas las personas involucradas.
El verdadero éxito del proyecto dependerá de su capacidad para integrar a todos los sectores, desde estudiantes y emprendedores hasta las familias que han vivido en estas áreas por generaciones. Solo así podremos hablar de un progreso real, uno que no excluya a nadie y que convierta a Querétaro en un ejemplo de desarrollo urbano inclusivo y sostenible.
Investigadora de la UNAM. Campus Juriquilla