Las redes sociales nos ofrecen la sensación de control, como si realmente tuviéramos el poder de decidir qué leer, ver o compartir. Pensamos que podemos elegir, pero también sabemos que detrás de esta percepción hay un sistema que opera para influir en nuestras elecciones. Cada interacción, desde un simple "like" hasta el contenido que compartimos, activa algoritmos diseñados para mantenernos enganchadas, mostrándonos más de lo mismo y limitando nuestra exposición a ideas distintas. Esto crea una burbuja que refuerza nuestras creencias, restringe nuestra capacidad de cuestionar y reduce las oportunidades de explorar nuevos puntos de vista.

El impacto de este fenómeno va más allá del entretenimiento; afecta directamente nuestras decisiones en lo político y lo personal. Durante décadas, especialistas en marketing y académicos de diversas disciplinas han analizado cómo la comunicación digital transforma nuestras percepciones y, por ende, nuestras elecciones. Este efecto no solo influye en lo que consumimos, sino también en cómo interpretamos la realidad, moldeando nuestras opiniones y acciones en todos los aspectos de la vida. Las redes sociales se han convertido en un filtro que determina lo que vemos y, en consecuencia, cómo entendemos el mundo que nos rodea.

En Querétaro, como en otras regiones de México, las discusiones públicas suelen quedar atrapadas en un esquema simplista de blanco y negro, lo que excluye los matices y las perspectivas diversas que podrían enriquecerlas. Aunque han surgido políticos jóvenes, sus propuestas para enfrentar los retos del estado no siempre destacan por su originalidad. Las caras cambian, pero los enfoques permanecen rígidos, sin abrir espacio a soluciones más creativas o nuevas que el contexto actual exige. A pesar de sus limitaciones, las redes sociales pueden ser herramientas valiosas para cambiar esta dinámica si se utilizan con sentido crítico. Seguir a personas con ideas diferentes a las de nosotras, que cuestionan y hasta incomodan, nos puede ayudar a ampliar nuestra visión. No se trata de estar de acuerdo con todo, sino de reconocer que la pluralidad de voces enriquece las discusiones y abre la puerta a soluciones más completas y efectivas.

Esta semana, como nueva queretana, fue una grata sorpresa encontrarme con la lista de tuiterxs que compartió @unmarecito. Invita a seguir a usuarias como @Fatima_Masse, quien aborda económicos y de derechos humanos desde una perspectiva crítica, y @troldans, que promueve la conciencia ambiental, un tema clave para el estado. También destacan @fq.faustegracia, quien enriquece la conversación cultural, y @pedaleanda, que replantea cómo nos movemos en la ciudad.

Es importante que la discusión pública incluya diversidad, especialmente en un contexto como el de Querétaro, que enfrenta retos complejos que requieren soluciones diferentes a las tradicionales. Esa frase tan común de “si nos ha funcionado, para qué le movemos” sigue siendo una barrera. Pero Querétaro está cambiando, y lo que funcionó en el pasado ya no basta. Además, algunos retos añejos no han encontrado soluciones porque seguimos aplicando las mismas fórmulas. Las ideas frescas y diversas son más necesarias que nunca.

Investigadora de la UNAM, campus Juriquilla

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