Ser joven en México es enfrentar un panorama donde las puertas parecen más cerradas que abiertas; donde el acceso a trabajos dignos, a educación de calidad o simplemente a un espacio para existir con tranquilidad, se vuelve un privilegio y no un derecho. Según el Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), las personas jóvenes enfrentan desde la falta de acceso a empleos bien remunerados hasta niveles de violencia que las afectan de manera desproporcionada.
En Querétaro, los retos no son menores. De acuerdo con los datos que presentaron el Conapo y el Imjuve en el 2021, el 37.7% de las y los jóvenes en Querétaro perciben ingresos por debajo de la línea de bienestar, y el 37% trabaja en el sector informal. El 21% ha señalado haber sido privado de algún derecho fundamental en los últimos cinco años, lo que refleja la precariedad cotidiana que enfrentan.
La criminalización de la juventud es un problema estructural con una preocupante manifestación a nivel local. Según el Sistema Estatal de Seguridad Abierta, en lo que va de 2024, un total de 5,223 personas de entre 12 y 29 años han sido arrestadas en el municipio de Querétaro, representando el 37% de las detenciones. De ese total, el 4% corresponde a menores de edad.
Entre los jóvenes detenidos en Querétaro, el 48% se declaró desempleado y solo el 3% afirmó ser estudiante. Esto nos lleva a preguntarnos si las oportunidades laborales realmente permiten a los jóvenes desarrollar su potencial y si existen alternativas educativas para quienes no ingresan a la universidad o abandonan la escuela por diversos motivos, entre estos los económicos y emocionales.
La prevención de la violencia no debe enfocarse únicamente en aumentar la vigilancia o en realizar más arrestos. Es necesario crear un entorno social que brinde oportunidades efectivas. Esto no implica solo apoyar a quienes ya han logrado emprender con su negocio o ingresar a la universidad, sino también a quienes todavía no encuentran un camino claro, a quienes no pasaron los exámenes de ingreso o no obtuvieron las mejores calificaciones. También es importante considerar a quienes viven en la periferia, lejos de los centros educativos o culturales, y que deben invertir tiempo y dinero solo para acceder a servicios básicos.
El gobierno de Querétaro ha puesto en marcha algunas iniciativas para mejorar las condiciones de la juventud, particularmente a través de la Secretaría de Desarrollo Humano y Social. Estos esfuerzos se han concentrado en ciertos sectores, buscando que las y los jóvenes se integren en actividades productivas que les permitan un mayor involucramiento social. Sin embargo, los recursos siguen siendo insuficientes frente a la magnitud de los desafíos. Si bien estas políticas van en la dirección correcta, es evidente que se necesitan estrategias de mayor alcance. Para lograrlo, es indispensable que la nueva administración municipal asuma estas necesidades como una prioridad y asigne los recursos adecuados.
También es saldar una deuda histórica.
Investigadora de la UNAM.
Campus Juriquilla