Por: Marco Antonio Huerta García
Profesor especialista en Geografía y Medio Ambiente Universidad Anáhuac Querétaro
Los incendios presentados a inicios del 2025, durante varias semanas, generaron un importante impacto ambiental en torno a la ciudad de Los Ángeles en Estados Unidos; no solo por la lamentable pérdida de vidas humanas y daños a la infraestructura y las viviendas calculadas en más de 250 mil millones de dólares, sino que también ocasionaron la desaparición de varios miles de hectáreas de cobertura forestal, lo que en próximos meses se combinará con fuertes lluvias, aumentando el riesgo de inundaciones en zonas planas y deslaves en zonas montañosas, sin mencionar la pérdida de biodiversidad y emisión de gases de efecto invernadero.
Este tipo de desastres son más intensos debido a los efectos del cambio climático (más viento y menos humedad en la región) y menor acceso al agua, la cual escaseó para hacer frente a dichos incendios. Dicha situación implica que las ciudades deben prepararse para combatir más incendios de esta magnitud. Además, las mencionadas lluvias pueden dispersar materiales tóxicos como cenizas y productos químicos hacia más asentamientos humanos cercanos, sistemas productivos y fuentes de agua potable, incluyendo daños a ecosistemas de la franja costera y marina.
Por último, pero no menos importante, la pérdida de casas constituye un nuevo reto en el ámbito social por la evacuación de miles de personas de forma temporal o permanente. En cuanto a las relaciones internacionales, este tipo de eventos también permiten la cooperación entre diversas naciones, como el caso de México, que envió a decenas de bomberos por el bien de la humanidad, a pesar de las recientes controversias que han existido entre ambos países en el ámbito comercial, migratorio y de seguridad.