El año 2024 será una prueba importante para los sistemas democráticos en el mundo con importantes efectos en la economía global. Alrededor de cuatro mil millones de personas en más de 50 países votarán en elecciones de carácter nacional, cuyos resultados probablemente darán nuevas formas a las relaciones internacionales en los años o décadas por venir.
En cuanto a México, nuestro país tiene el reto de realizar las elecciones más extensas de su historia, desde la elección presidencial hasta la selección de gobernadores en nueve estados, así como diversos cargos a nivel local.
Ha sido, el de AMLO, un sexenio convulso, con crisis políticas, menor crecimiento económico y la amenaza latente de un gobierno populista, México. Las tensiones internacionales, el ascenso de los BRICS y la “nueva guerra fría” entre China y Estados Unidos añaden complejidad al escenario.
Hoy no existe ya una administración pública, aunque las dependencias ahí sigan. No hay personal que sepa o pueda llevarlas, no hay recursos para gastos elementales, y no hay dirección alguna. Parte de las funciones de esas dependencias fue invadida por las Fuerzas Armadas, que por lo mismo ya tampoco pueden cumplir con sus funciones originales.
Las expectativas económicas para 2024, evaluadas por expertos, apuntan a un modesto crecimiento del 2.29%. La inflación, clave en las decisiones de política económica, se mantiene por encima de la meta de Banxico, con previsiones de cerrar el año en un 4.02%, apenas una ligera disminución respecto al 4.46% registrado en diciembre.
Estas elecciones abren, nuevamente, una gran puerta de posibilidades y oportunidades. Plantean el reto de elegir un o una líder capaz de superar obstáculos como la infraestructura deficiente, la inseguridad y la falta de un pleno Estado de derecho.
Los votantes tienen dos opciones en las próximas elecciones: El continuismo político que atenta contra la democracia y las normas que impiden una reelección disfrazada, ya que el poder “de facto” no cambia de manos por una razón enfermiza: obsesión del gobernante por perpetuarse en el poder con un estilo personalista y mesiánico de liderazgo, el gobernante justifica su permanencia en el poder alegando que es la única garantía y opción para la supervivencia nacional y descalifican la capacidad de los opositores para llevar a cabo las transformaciones que el pueblo necesita y reclama, pero que ellos han sido incapaces de realizar.
Es continuar con el despilfarro de recursos en proyectos que ya multiplicaron su costo y no funcionan. Es mantener el desprecio a la vida, a la libertad, a la verdad, a la salud y a la educación.
O la otra opción es la oportunidad de rescatar al país de la destrucción de las instituciones, es la posibilidad de reconstruir todo aquello que sí funcionaba y crear nuevas formas de utilizar el poder, para que sirva a la gente. Es la única vía para crear un proyecto que no excluya a nadie
Los ciudadanos deben decidir sobre su futuro democrático, de hacer valer su derecho a que se respete la voluntad popular y de cumplir con sus deberes patrios. Propicia es la ocasión para invitar a los votantes a que en el momento de depositar su voto, lo hagan con plena libertad de conciencia.
El perfeccionamiento de nuestra democracia debe ser un proceso incremental, sin retrocesos, donde las instituciones públicas sean cada vez más sólidas, basadas en la transparencia, la integridad y la eficacia, y la sociedad más fuerte, a partir de la información, la crítica y la participación. A eso debemos aspirar como Estado mexicano.
La coyuntura actual ofrece desafíos y oportunidades, y es imperativo que México tome decisiones acertadas para avanzar hacia un futuro próspero.