En varias ocasiones he comentado en este espacio -que se esfuerza por arrancar el 2025- que las primeras inquietudes transmitidas por amigos, empresarios y familiares respecto de mis responsabilidades en el aeropuerto se relacionaban, en términos generales, a incrementar la conectividad aérea de nuestro estado. El famoso vuelo Querétaro-Madrid, la conectividad directa hacia otros destinos de la unión americana o incluso provocar la apertura de una ruta directa a Canadá, 3er miembro del acuerdo comercial entre los tres países del Norte América y por qué no, una conexión al hub de las américas.
Debo de reconocer que sigue siendo parte de la conversación en la que, en lo privado o colectivo, sigo participando cotidianamente. Este martes, #DesdeCabina, quisiera compartir en esta segunda entrega, un poco sobre ese devenir alrededor de la conectividad de nuestro aeropuerto, no para describir como parte de su historia, cómo ha evolucionado la cantidad y variedad de destinos y rutas desde y hacia el AIQ sino para poner en contexto las implicaciones de incrementar estas posibilidades de conexión de Querétaro con el mundo.
Cuando el primer vuelo de la aerolínea norteamericana Continental Airlines, hoy United Airlines, despegó desde el AIQ en marzo de 2005 hacia Houston, TX -apenas unos meses después de iniciadas las operaciones del aeropuerto con el servicio de los destinos a CDMX y MTY en noviembre de 2004, pocos podrían imaginarse que nuestro aeropuerto llegaría a conectar destinos como Los Ángeles, Atlanta, Chicago, Detroit, San Antonio y Dallas.
Hoy, aunque se ha perdido la conectividad hacia California, el AIQ conecta con 6 ciudades en USA, y 12 destinos domésticos, y se trabaja intensamente en promover destinos como Las Vegas, Los Ángeles (recuperar el destino), Nueva York, Orlando, Phoenix, Montreal, Bogotá, Panamá y Madrid -no crean que no esta en la lista-, pensando en rutas internacionales; para el mercado doméstico, conectar destinos regionales y más conectividad hacia destinos turísticos y de negocios. La lógica siempre será aquella que el mercado indique y las relaciones comerciales con las diferentes aerolíneas nacionales e internacionales que permitan consolidar la decisión de apertura una nueva ruta.
En este sentido, el incremento de rutas, se puede resumir como una ecuación en donde las condiciones físicas y comerciales de un aeropuerto, la necesidad de servir una ruta (un flujo potencial de pasajeros a ser transportados entre un origen y un destino) y las posibilidades físicas de una aerolínea (principalmente disponibilidad de aeronaves) son las principales variables que jugarán con distintas ponderaciones, para que se tome la decisión de montar una nueva ruta.
Qué deben hacer los aeropuertos, asegurar las condiciones y sobre todo, desarrollar una labor comercial exhaustiva para colectar y validar la data que “asegure” con alto grado de confiabilidad, que cuando se monte una ruta, habrá el flujo necesario de pasajeros que compren los boletos para consolidarla.