Siempre existirán motivos específicos por los cuales participar en actividades ciudadanas. Para aquellos a quienes les interesa aparecer en la página de sociales, figurar en las noticias locales y por qué no, llamar la atención positivamente. Están los otros, para quienes la participación significa permanecer en su posición, sobresalir medianamente o cumplir una instrucción específica encomendada por alguien con una mano derecha y también una izquierda, muy trabajadas, en lo político. Hay otros, quizá los menos, a quienes simplemente les interesa ayudar, trabajar por un bien común -sin que ello represente un eslogan ideológico o político alguno- en una diversidad de ámbitos.
Sin que entremos en honduras, con definiciones estrictamente enfocadas en el quehacer ciudadano a través del cual se tiene el derecho individual o colectivo de participar en las decisiones públicas, lo que implica desde la formulación hasta la evaluación de las políticas públicas o actos de gobierno, lo que pretendo hoy abordar en este martes #DesdeCabina, es la consideración alrededor de la participación de las personas en asociaciones, que sin menoscabo del particular objetivo o finalidad de estas, si se evidencia un propósito genuino y sobre todo noble, de ayudar, de hacer lo correcto por las razones adecuadas o convenientes.
Abordo esta reflexión porque en estos momentos me encuentro en el proceso, de una organización que presido desde hace tres años, en el que se delibera intensamente sobre el futuro como asociación civil para servir a las instituciones de educación en México, que ofrecen formaciones o servicios para la industria aeronáutica en particular. Esta asociación, llamada el Consejo Mexicano de Educación Aeroespacial A.C. (COMEA A.C) vive un proceso de transición hacia una nueva administración haciendo uso de un modelo de gobernanza participativo, representativo y sobre todo transparente y ejecutivo para renovar su consejo de administración y por qué no, para replantear el valor que entrega a la sociedad y a sus agremiados, las instituciones de educación relacionadas con la industria aeroespacial de nuestro país.
Durante este proceso, muchas cosas se han evidenciado. Primero, el poco o nulo interés por involucrarse en asociaciones civiles, por participar, a través de instituciones públicas o privadas en cuyo seno organizacional como asociación civil, se discuten temas relevantes como el diseño curricular, la gestión de presupuestos importantes para las instituciones educativas o el apoyo entre ellas mismas son solo algunos de los temas que se abordan exhaustivamente a lo largo de las mesas de discusión compartiendo entre directivos de otras instituciones en una diversidad de latitudes a lo largo y ancho del territorio nacional.
No tengo tiempo, hay mucho trabajo, hay nuevos proyectos, y así con una larga cadena de etcéteras, podrían listarse un sinnúmero de razones -seguro muchas de ellas muy válidas- para no involucrarse, para no participar, para encontrar mejores cosas que hacer y simplemente dejar pasar la oportunidad de ayudar y ser parte de la sociedad organizada, no rijosa, crítica sí, pero respetuosa siempre, inquisitiva quizá, pero propositiva permanentemente. Siempre habrá razones para hacer o no hacer, lo importante es siempre encontrar las buenas razones para hacer lo correcto y participar.
@Jorge_GVR