Me hubiera encantado poder presumir que tuve la fortuna de asistir a alguna de las lecturas públicas en el Palacio de Bellas Artes que el maestro Jaime Sabines llevó a cabo, o que participé en alguna tertulia literaria o taller -yo era un niño cuando esto sucedía- impartido por el poeta chiapaneco. Pero no fue así desafortunadamente.

Platicar y entender la tristeza-alegría de los amorosos y sus reflexiones, la ligereza y arrebatada sensualidad de miss X -todos hemos tenido alguna Miss X. Hoy les llaman crush- o las descripciones de Tarumba y su “…alegría del tiempo liberado …”, con un lenguaje poético franco y ligero o su increíble poema “Me encanta Dios” en donde describe su relación espiritual con él de una forma alegre y sencilla, invitando a los lectores a establecer una relación igual de profunda, pero a la vez simple y llevadera. Sus textos me llevaron varias lecturas y relecturas a lo largo de los años para entender y, sobre todo, disfrutar lo que pretendía transmitir el poeta mismo.

El escritor chiapaneco Jaime Sabines nació un 25 de marzo de 1926 en la ciudad de México. Como muchos escritores y poetas de su tiempo -y también de la actualidad- desarrolló su capacidad poética en paralelo con actividades que le permitían subsistir.

Hoy #DesdeCabina, en esta minúscula reflexión, traigo al maestro Sabines a mis escasos lectores porque la influencia que tuvo en mi propia construcción y estilo literarios -en algún tiempo me aventuré a escribir poesía con regularidad- fue en exceso liberadora y creo que todos aquellos que se dedican a la escritura como oficio o hobbie deberían encontrar a “su maestro liberador”, así lo fue para mí el maestro Sabines.

Un “maestro liberador”, permítanme introducir el término, es aquel que, con la semilla de su conocimiento, estilo y forma de trabajar, no solo siembra en nosotros, el interés por querer cultivar un bosque entero, sino que nos impulsa a buscar nuestro propio estilo, nuestra marca personal, nuestro propio esquema de trabajo y con ello nos permite crecer y autodescubrirnos. Eso fue para mi Jaime Sabines. Desde entonces, hace como veinte años, parte de su obra, algunos de los poemas que ya comenté, se convirtieron en textos de cabecera.

Que importante es buscar ese o esos maestros liberadores, esas personas, entre nosotros o ya en otra dimensión, cuya obra podemos estudiar, entender, disfrutar y a partir de la cual podemos desarrollar la propia. Este martes #DesdeCabina dedico estas líneas a uno de mis maestros liberadores y a todos aquellos que consciente o inconscientemente están en busca de sus propios maestros para construir o afinar su propia obra. Del mismo modo, esta colaboración pretende reconocer la labor de aquellos que sin saberlo comparten y buscan transmitir sus experiencias.

En mi caso, Sabines fue de mis primeros maestros y mi encuentro con él fue sumamente placentero y, por fortuna, increíblemente liberador. Gracias Maestro.

@Jorge_GVR

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