Decía Octavio Paz que “La relación entre Mexico y Estados Unidos, es una danza entre la dependencia y la independencia”, razón por la cual el resultado de las elecciones presidenciales y del Congreso de los Estados Unidos, repercutirá para bien o para mal en nuestro país donde acabamos de vivir las elecciones más grandes de la historia al renovar la Presidencia de la República, la Cámara de Senadores y Cámara de Diputados.
Por lo que respecta a nuestro país, la voluntad popular expresada con el voto depositado en las urnas determinó otorgarle la mayoría a la actual presidenta de México, no así la mayoría calificada a la Cámara de Diputados para ninguna de las fuerzas políticas representadas en ese órganos legislativos y menos aún en la Cámara de Senadores, sin embargo en la primera mediante resolución emitida primero por el Instituto Nacional Electoral y ratificado por el Tribunal Federal Electoral, y la segunda mediante el desprendimiento de tres senadores que llegaron con los votos de la coalición “Fuerza y Corazón por México” integrada por PAN y PRD, así como uno que llegó por conducto de Movimiento Ciudadano.
Esta mayoría calificada obtenida por interpretaciones legales por parte del órgano electoral y del Tribunal Electoral Federal por un lado y por el otro mediante a “acuerdos” de alguna índole, le ha dado al partido gobernante la posibilidad de reformar incluso el texto de la Constitución sin ninguna restricción, al grado tal de estar a punto de quitarle el contrapeso que el Poder Judicial pudiera beber tenido, al grado tal de impedir el que sea combatida cualquier Reforma de carácter Constitucional, lo que pone en el limbo la seguridad jurídica que los mexicanos y los inversionistas de otros países debieran tener.
Por lo que respecta a la elección en los Estados Unidos y que es nuestro principal socio comercial a quien le enviamos más de las dos terceras partes de nuestra producción habrá de celebrar el próximo 5 de noviembre las elecciones en que renovará la Presidencia la República, los 435 de las curules de la Cámara de Representantes y un tercio de los 100 escaños de la Cámara de Senadores, que serán sumamente reñidas según lo que indican las principales casas encuestadoras La candidata demócrata, Kamala Harris, y el candidato republicano, Donald Trump, están prácticamente empatados en las encuestas y se trata de una de las elecciones más cerradas e impredecibles en la historia reciente de aquel país.
Gane quien gane la elección, la relación bilateral luce bastante complicada. La revisión del TMEC en 2026 no será tersa: Donald ha advertido que buscará una “renegociación del acuerdo”, mientras que Kamala ha externado su deseo de exigir a México mayores condiciones para la inversión, además de que podría endurecer las disposiciones ambientales y laborales del tratado.
Las elecciones legislativas serán cruciales para determinar qué tan a profundidad podrá implementar su agenda quien obtenga el triunfo en la elección presidencial. Los republicanos llevan ventaja en el Senado, pues hay más asientos demócratas en disputa, mientras que la contienda por la Cámara de Representantes luce muy reñida y se definirá en un puñado de distritos suburbanos.
Finalmente, existe el riesgo de que se geste un conflicto postelectoral en caso de que Trump salga derrotado, toda vez que podría desconocer (nuevamente) los resultados. No se descartan episodios de violencia política y conflictividad social.
En fin, el escenario se torna complicado, por un lado las condiciones internas en nuestro país no son de lo mejor, al adentrarnos a un cambio de régimen supra presidencialista y que no tendría ningún contrapeso ni el Poder Legislativo y Poder Judicial y por la otra lo expresado por el candidato República en cuanto principalmente al T-MEC que deberá ser revisado en el año de 2026 y con respecto a la candidata demócrata el antecedente que se tiene es que como legisladora su voto en contra de su aprobación, de tal manera que el escenario no alárguelo, y nosotros echándole más leña a la hoguera con la reforma judicial tóxica que se está implementando en detrimento del propio Poder Judicial.