Lo mismo duele en una familia el asesinato de uno de sus miembros, que la desaparición de alguno o algunos otros y desgraciadamente tan solo en el sexenio que concluyó el pasado septiembre se tuvo una lamentable cifra de más de 30 mil asesinatos por año y durante los seis años del sexenio anterior se acumularon más de 200 mil desapariciones.

A reflexionar sería que hemos realizado como sociedad para que de nuestras propias familia emerjan personas que sin escrúpulos, quiten la vida a una persona, la levanten, la secuestren o desaparezcan

Tenemos que revisar primeramente qué estamos haciendo para consolidar los valores y el respeto a la vida y las personas en nuestras familias, qué principios y valores estamos transmitiendo; si somos nosotros los que nos hacemos cargo de ello o son otros, por los medios que electrónicos a su alcance como televisión o redes sociales.

Si en nuestras escuelas estamos colaborando con nuestras familias, para complementar esa educación familiar y si realmente somos el “segundo hogar” de nuestros niños y jóvenes que acuden a las instituciones educativas.

También es correcto como sociedad revisar las prácticas del aborto, por la cual estamos permitiendo además el asesinato de seres inocentes que en número creciente son asesinados en el vientre de su madre por el único argumento que se trata de “embarazos no deseados”.

Será también que como sociedad diariamente nos enteramos de las guerras que se libran en varios lugares del mundo, que los consideramos lejanos pero que en realidad son cercanos, o también del recuento que se nos informa por las mañanas del número de asesinados y desaparecidos, perdiendo desgraciadamente nuestra capacidad de asombro, mientras no sean los más cercanas.

Y ha causado la atención de la sociedad los descubrimientos en el Rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco, abriéndose una herida profunda en todas y todos los mexicanos, y ha causado un dolor inimaginable para cientos de familias, por ello la invitación a la reflexión y acción.

Desafortunadamente a todas luces en este caso afloran omisiones dolosas o culposas por lo menos, de las autoridades que en su momento hicieron este hallazgo y no realizaron las indagaciones y diligencias para hacer la justicia tan anhelada de quienes fueron víctimas en ese predio y por ello es justo el reclamo que ahora sus familias realizan.

Ojalá y se establezcan los canales de diálogo suficiente para estar informando a las madres y padres buscadores de los avances que se vayan teniendo en las investigaciones de este caso del que ha solicitado la Presidenta de México su atracción por parte de la Fiscalía General de la República e incluso quizá debiera ser también otros más ya que es inefable que, para su comisión, actúa la delincuencia organizada y se utilizan en general armas exclusivas para uso del ejército.

Tarea ardua sin lugar a dudas es esta, pero tenemos que iniciar con pequeñas o grandes acciones, por ello un pequeño rayo de luz es lo que pareciera ser un cambio en confrontar al crimen organizado en el ámbito federal, con detenciones y destrucción de narcolaboratorios, entre diversas acciones.

En cuanto a la actuaciones de las autoridades educativas, allí está la decisión implementada por el gobernador Mauricio Kuri González, para regular el uso de celulares en las instituciones de educación básica, tanto oficiales y particulares, así como haber solicitado a dos de los senadores queretanos, Lupita Murguía y Agustín Dorantes la presentación de iniciativa de Ley para que se regule la inscripción en las redes sociales de menores mayores de 16 años y menores de 18 con la autorización y supervisión de sus papás. En fin hay mucha tarea por hacer y una de ellas será retomar la capacidad de asombro, para en conjunto hacer los espacios de reflexión y de acción, en conjunto sociedad y gobierno.

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