Entre los principales retos que tiene una nación que se propone la prosperidad, necesariamente está su compromiso con la calidad educativa, así como también disponer de la infraestructura material y humana para que toda su población tenga la oportunidad de estudiar.

El simple aumento de la cantidad de alumnos inscritos en todos los niveles y opciones educativas no resulta suficiente y sí constituye un riesgo que lleva al fracaso la expectativa de lograr una nación más justa e incluyente, con oportunidades para todos.

México tiene mucho que hacer para avanzar en la calidad educativa, existen rezagos en infraestructura, las instalaciones de los planteles educativos en las instituciones públicas en el nivel básico frecuentemente son deficientes, tanto en las urbes como en comunidades rurales.

El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación ha señalado que recibir una educación de calidad, representa adquirir las competencias y los conocimientos necesarios para asegurar el reconocimiento y el respeto permanente a todos los derechos humanos. Asimismo, definió que la calidad del sistema educativo es la cualidad que resulta de la integración de las dimensiones de pertinencia, relevancia, eficacia interna, eficacia externa, impacto, suficiencia, eficiencia y equidad.

En nuestro país se ha contado con instituciones de educación pública que ofrecen educación de calidad, que cuentan con la infraestructura material y humana apropiada.

Puedo citar, hablando en primera persona, que tuve esa oportunidad, la de haber sido educado, desde pre escolar hasta el posgrado, en magníficas instituciones. En nuestra capital queretana realicé el bachillerato (1970-1973) y la licenciatura en ingeniería civil en la UAQ (1973-1977); el posgrado en la UNAM (1978-1982), en la ciudad de México, apoyado con beca por parte del CONACYT. No tengo la menor duda, he sido afortunado al recibir educación de calidad.

Tanto la educación pública como la privada deben ser de calidad. Si la educación gratuita que imparte el Estado es de calidad inferior a la que ofrecen las instituciones privadas, ello representa una injusticia, porque será la población económicamente más desprotegida la que padecerá las consecuencias, acentuando y perpetuando la diferencia entre quienes tienen y los que no tienen de capacidad económica. El Estado debe de garantizar que la educación que imparte es de calidad.

La secundaria pública en la que estudié, tenía calidad, seguramente mejor que muchas privadas. El bachillerato que realicé en la UAQ, era una de las mejores opciones que se ofrecían en Querétaro, se requería un promedio mínimo de ocho en la secundaria y realizar un examen de admisión; el cupo era limitado por la infraestructura disponible. El Instituto Tecnológico de Querétaro también ofrecía educación media superior con orientación técnica, se requería acreditar un examen de admisión y también el cupo era limitado.

El Bachillerato de la UAQ sigue siendo de las mejores opciones, tomando en cuenta al conjunto de instituciones públicas y privadas. La UAQ recibe estudiantes de diversa situación socioeconómica, los requisitos de ingreso han sido siempre de tipo académico. (Continuará)

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