Es un deber del gobierno de todas las naciones, garantizar que la de educación que se ofrezca sea de calidad, tanto la pública como la privada. De acuerdo con la UNESCO, la educación es un derecho humano respaldado por la Agenda de Educación 2030, por la que los países se comprometieron a “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”, lo cual permite sacar a la población de la pobreza, superar las desigualdades y garantizar un desarrollo sostenible.

La educación es una de las herramientas más potentes para sacar de la pobreza a los niños y adultos marginados, así como un catalizador para garantizar otros derechos humanos fundamentales. Es la inversión más sostenible. El derecho a una educación de calidad está firmemente ligado a la Declaración de los Derechos Humanos y a muchos otros instrumentos normativos internacionales, que son el resultado del trabajo conjunto de las UNESCO y las Naciones Unidas.

La Agenda 2030 la educación extiende sus alcances más allá del acceso, impulsando los logros de aprendizaje, las diferentes maneras de acceder al conocimiento, los entornos educativos seguros y saludables, así como las metodologías innovadoras.

En lo concerniente a la juventud, la educación debe guardar relación con sus necesidades e intereses en la que incorporen aprendizajes significativos y que facilite su adecuada inserción en los mercados de trabajo y el logro de sus proyectos de vida (CEPAL, 2015).

En México se han llevado a cabo esfuerzos para mejorar la educación, tanto en su cobertura como en su calidad. Para lograr la calidad, necesariamente se deben establecer metas y objetivos, lo cual compromete a que sociedad y gobierno participen de forma activa y comprometida, elaborando los planes de desarrollo pertinentes, así como dedicando los recursos suficientes y oportunos para disponer la infraestructura y el capital humano esenciales.

Los programas de becas del gobierno de México, con los que se busca asegurar mayor cobertura, inclusión y equidad educativa entre todos los grupos de la población para la construcción de una sociedad más justa mediante el otorgamiento de becas a estudiantes y personal académico del Sistema Educativo Nacional, requieren de la revisión de los periódica de los resultados alcanzados.

Las becas también deben ser consistentes con los logros de cada estudiante, acreditando su buen aprovechamiento; asimismo, deberían ser asignadas para quienes verdaderamente las necesiten por su situación socioeconómica.

Las autoridades, maestros y estudiantes han de ser evaluados periódicamente, con base a estándares internos y a los reconocidos internacionalmente, los cuales por ningún motivo deben ser soslayados. Sin parámetros de evaluación que permitan observar los avances logrados, no es posible medir el progreso ni implementar los cambios que aseguren la mejora continua.

Es natural, legítimo y constructivo, que todo ser humano anhele su superación, que tenga aspiraciones para mejorar su calidad de vida, la de su familia y la de su entorno, así como de la misma nación a la que pertenece. (Continuará)


Ex Rector de la UAQ

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