El crecimiento de las instituciones educativas, en cualquiera de los niveles y modalidades, es indispensable realizarlo con planeación cuidadosa para que su desarrollo cumpla las más amplias expectativas y con bases firmes que aseguren su desarrollo, cumpliendo con los requerimientos de calidad.
Las oportunidades educativas en países como el nuestro requieren crecer en diversos ámbitos, entre los cuales se pueden destacar el aumento de la matrícula en todos los niveles y la mejora de la infraestructura, tanto en personal académico como en planta física. En educación superior se agrega el reto de ofrecer más opciones profesionales que cumplan rigurosamente con la pertinencia, sin detrimento de fortalecer las opciones ya existentes; también se requiere dar de baja aquellas que hayan perdido el atributo de la citada pertinencia.
Bien es conocido, que en la educación en países libres se privilegia la libertad de pensamiento y de expresión, pues ello favorece la capacidad de cuestionamiento, la creatividad y la innovación; la educación, en un ambiente de libertades, no es dogmática.
Reflexionando sobre el tiempo en que tuve la oportunidad de ser rector de la UAQ, la Máxima Casa de Estudios de Querétaro, tengo muy presente las condiciones prevalecientes y las expectativas que se fijaron en el Plan Institucional de Desarrollo (PID), éste se construyó de forma participativa con la comunidad universitaria.
En el proceso de elección se trató sobre las propuestas que planteaba para la UAQ en mi candidatura, fui cuestionado por los estudiantes, por el personal académico y sindical. En el camino, ya siendo rector, se realizó la convocatoria para la elaboración del PID, se llevaron a cabo reuniones de trabajo con los funcionarios universitarios, incluidos los directores de las facultades y funcionarios de la rectoría.
Las propuestas que se fueron perfilando para lograr el PID se plantearon al interior de las facultades entre profesores y estudiantes, hasta lograr el consenso necesario. Luego de ello se sometió al H. Consejo Universitario para su aprobación, lográndose así el documento de conduciría a la administración a mi cargo, el PID, con metas, objetivos y estrategias. Derivado del PID, se trazaron acciones en lo académico, administrativo, jurídico y financiero, buscando elevar la calidad en todos los quehaceres institucionales, considerando impulsar el desarrollo de Querétaro y del país, así como participar en el contexto internacional.
Una de las principales limitaciones que afrontamos fue la situación financiera, la insuficiencia de ingresos (subsidios federales, estatales e ingresos propios) respecto a los egresos obligados, así como la existencia de deuda en la UAQ. Fue un tiempo muy difícil, porque se agregó la crisis financiera nacional iniciada en diciembre de 1994 y extendida en 1995, la peor crisis económica en la historia de México, con fuerte devaluación del peso y la grave inflación. La crisis repercutió en subsidios que no lograban compensar la inflación y afectó al sector público. El sector privado también se vio gravemente afectado. En ese tiempo, el mejor apoyo a la UAQ lo otorgó el gobierno estatal. (Continuará)
Ex Rector de la UAQ