En México existen grandes retos que deben afrontarse para elevar la calidad de la educación que se imparte en todos los niveles; en el nivel básico existen diferencias significativas entre las dependientes del gobierno, las cuales son notorias cuando se comparan las escuelas ubicadas en zonas rurales con las que se disponen en las ciudades. En la mayoría de los casos, en las urbes se tienen mejores condiciones de infraestructura física y personal académico.
Por otro lado, si bien es cierto que la educación básica debe llevarse a cabo de acuerdo a los planes y programas oficiales indicados por el gobierno, entre la educación pública y la privada se destacan algunas ventajas de la opción privada, la cual frecuentemente ofrece mejores condiciones en su planta física y también agrega componentes que enriquecen la formación de los educandos, una de esas ventajas puede ser la enseñanza del inglés y mayor facilidad para seleccionar a sus docentes y personal administrativo, además de otras actividades académicas.
Resulta pertinente señalar que existen excelentes profesores en escuelas públicas en zonas rurales, quienes llegan a obtener magníficos resultados en la preparación de sus alumnos, todo ello a pesar de las desventajas, como las relativas a la infraestructura física y entorno.
La evaluación siempre será necesaria para lograr educación de calidad, para que los educandos alcancen resultados favorables en el conocimiento adquirido, habilidades y valores, para que contribuyan en la construcción de una sociedad más justa y próspera. La evaluación y la capacitación continua también la requiere el personal docente, para poder llevar a cabo de manera eficaz su importante labor.
Resulta fundamental que la evaluación de la educación no rehúya los estándares internacionales, asimismo es necesario que el gobierno se esfuerce en dotar de mejores condiciones y recursos a las escuelas públicas en todos los niveles, para que en todas se imparta educación de calidad.
En las instituciones de educación superior (IES) de nuestro país se han dado avances notorios en la calidad de los programas que imparten, gracias a que se han tenido mejoras en la infraestructura material y en la preparación de su personal académico.
Las universidades públicas autónomas que se encuentran distribuidas en todo el país han tenido cambios sustanciales que pueden advertirse de diversas formas y mediciones, lo que también puede observarse en otras IES públicas y en algunas privadas.
Como ejemplo, se aprovechará el caso de la Universidad Autónoma de Querétaro y la experiencia de quien aquí escribe y se presentará en primera persona.
Cuando cursé la carrera de ingeniería civil en la UAQ (1977-81) se estrenaban las nuevas instalaciones del Campus Cerro de las Campanas y se disponía de excelentes laboratorios de mecánica de suelos, materiales e hidráulica, además de la Biblioteca Central. En cuanto al personal académico, la mayoría de los maestros tenía título de licenciatura en ingeniería civil, pocos docentes tenían estudios de maestría y ninguno doctorado.
En esas circunstancias, es justo reconocer y agradecer que tuve magníficos maestros y logré la formación requerida. (Continuará)
Ex Rector de la UAQ