La evidencia del daño ambiental provocado por la actividad humana es contundente, el perjuicio causado al planeta se manifiesta de diversas formas, en el cambio climático (calentamiento global). Entre los factores antropogénicos que intervienen en el cambio climático se tienen la quema de combustible fósil por parte de los vehículos o de la industria; los rellenos sanitarios que liberan metano; la agricultura y la ganadería que también liberan este gas, así como la quema de vegetación o biomasa.
Asimismo, la generación de energía a través de los combustibles fósiles es un factor de grave preocupación La mayoría de la electricidad se genera todavía con la combustión de carbón o gas, lo que produce dióxido de carbono y óxido nitroso, que son potentes gases de efecto invernadero que cubren el planeta y atrapan el calor proveniente del sol.
Entre los daños ambientales que se han generado, se tiene la afectación a los recursos naturales, tal es el caso del agua, tanto la subterránea como la superficial, las cuales han sufrido contaminación. En lo referente al agua superficial, se trata de lagos y ríos y los embalses construidos, pero también nuestros océanos han sido afectados y toda la vida que de ellos depende.
El agua subterránea ha disminuido en su cuantía y calidad en muchas regiones; en México y en Querétaro se tiene una gran cantidad de acuíferos sobreexplotados cuya recarga posible se ve riesgosa si se acompaña de contaminantes de la superficie. Asimismo, el agua que se extrae a mayor profundidad en los acuíferos (aguas fósiles), puede tener contaminantes que la hagan no apta para su consumo ni para el riego agrícola.
La recarga forzada a los acuíferos no resulta aconsejable, porque el agua que tratemos de infiltrar a los acuíferos podría no tener la calidad adecuada; por otro lado, si la tenemos en superficie y ya tiene calidad de potable, sería mejor aprovecharla de manera directa. No es sensato introducir agua potable a los acuíferos para después extraerla a través de pozos de bombeo para el mismo propósito de consumo.
Es muy importante procurar la recarga de los acuíferos aprovechando el agua superficial derivada de las lluvias, para ello debemos asegurarnos de que esa agua no esté contaminada con substancias o elementos tóxicos. Desafortunadamente, los reservorios y los ríos reciben agua cargada de contaminantes relativos a la actividad agropecuaria o descargas de aguas negras con toda clase de contaminantes cuya calidad nunca se logra con tratamientos primario, ni aún con los secundarios.
La escasez de lluvias en México se debe principalmente al cambio climático; en el norte de nuestro país y en la zona central (Querétaro, entre otros estados) se ha acentuado la sequía, afectando la actividad agropecuaria y el suministro de agua para consumo humano. Causa preocupación que se presente un periodo seco que dure decenas de años o más de un siglo, y es que esto ya ha sucedido y existe el riesgo latente de que la situación se repita, así lo señaló el Dr. Benjamín Martínez del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM (Isabel Pérez S, agosto 16 de 2021, Ciencia UNAM, DGDC, La sequía severa en México). (Continuará)
Ex rector de la UAQ