Vi un gigantesco haz de luz que se proyectaba hacia el infinito desde el reactor. Era como un láser producido por la ionización del aire, de color azul pálido y muy hermoso. Alexandre (Sasha) Yuvchenko, un ingeniero nuclear de 24 años oyó a la 1:23 de la madrugada del 26 de abril de 1986, fue un sonido ensordecedor y tres segundos más tarde la radiación del núcleo del reactor nuclear número 4 se propagó por el complejo nuclear de Chernóbil donde trabajaba, oyó la tremenda explosión del mayor desastre jamás provocado por el hombre en la historia de la humanidad. En una entrevista para la revista New Scientist en 2004, Yuvchenko recordaba que había mucho vapor, que las luces se apagaron, que los muros de hormigón cedían como si estuvieran hechos de goma, y que los objetos se caían a su alrededor. Se abrió paso entre los escombros del edificio, dejando atrás cadáveres ennegrecidos rodeados de un halo azul brillante.
Similar al azul egipcio cuando se usaba para cubrir superficies totalmente blancas, muy cercano a un tono azul celeste muy brillante como si emitiera alguna clase de luz propia. No es tan sorprendente que este color azul pálido se haya convertido en el tono de la electricidad en el imaginario popular. A fin de cuentas, la fantasmagórica aureola que puede observarse rodeando como un halo los materiales sometidos a pruebas nucleares, y que se vio también en Chernóbil, es azul. Otros fenómenos de descarga eléctrica observados desde el principio de los tiempos y que también han generado desconcierto serían las chispas y los rayos, que producen efectos similares. Los rayos que vemos atravesar las ventanas de los aviones o barcos en alta mar durante las tormentas, denominadas luces de San Telmo, son de color azul brillante en ocasiones con destellos violeta. Este efecto se debe a la ionización del aire: las moléculas de nitrógeno y oxígeno se excitan violentamente y emiten fotones perceptibles a simple vista.
En realidad, el color azul y la electricidad se empezaron a asociar a finales del siglo XIX, en el momento en que Joseph Swan y Thomas Edison avanzaban a tientas en su empeño de canalizar la electricidad hacia la producción de luz. Una publicación de una asociación de merceros británicos hablaba de «terciopelo y faya de un azul eléctrico oscuro en su número de enero de 1874 mientras que en noviembre de 1883, la revista Young Ladie's Journal, por su parte, apunta que lo que se llevaba para un vestido de paseo era la tela de velo de religiosa doble de color azul eléctrico.
La idea del azul eléctrico siempre se ha equiparado a la noción de modernidad. En la era victoriana, ver cómo las últimas innovaciones en materia de electricidad salían del laboratorio y la fábrica para convertirse en un evento en hoteles e incluso domicilios particulares debe de haber sido como asistir a la fusión de presente y futuro. En realidad este término se acuñó oficialmente en 1845, cuando un periódico inglés lo describió como el tono exacto del resplandor que se producía en medio de una descarga eléctrica. La idea del azul eléctrico siempre se ha equiparado a la noción de modernidad.
En la era victoriana, ver cómo las últimas innovaciones en materia de electricidad salían del laboratorio y la fábrica para convertirse en un evento en hoteles e incluso domicilios particulares debe de haber sido como asistir a la fusión de presente y futuro.