El heliotropo es una planta que crece en todo tipo de suelo, su nombre consta de dos componente en griego, helios (sol) y tropos (volver o girar), debido a cómo la flor del girasol las flores se van posicionando y girando a medida de que el sol va cambiando su posición en el cielo. Esta planta indispensable en los jardines románticos, especialmente en los victorianos, el heliotropo es un arbusto que pasaría un tanto desapercibido si no fuera por su agradable aroma. Sus flores pequeñas y blancas, azuladas o moradas desprenden un increíble olor parecido al de la vainilla o al de la cereza con una cualidad entre inocente y melancólica que fascinaba en la época victoriana.

Es precisamente su aroma lo que hace esta planta perfecta para cualquier jardín, pero también para terrazas, pues se cría muy bien en macetas. Aunque es un tipo de arbusto muy resistente que podemos adquirir a lo largo de todo el año, lo mejor es comprar la planta a finales de invierno o como muy tarde por estas fechas, así podremos disfrutar más del olor que sueltan sus flores al abrirse. El color, a su vez, se llama así en honor a la flor de esta planta. Ahora bien, en realidad, este arbusto no sigue la luz mucho más que cualquier otro, y lo más destacado del Heliotropium es su aroma dulce que evoca el pastel de cereza. Un ancestro temprano de esta planta se utilizaba como ingrediente para perfumes en el antiguo Egipto y se comerciaba con él con Grecia y Roma.

Esta planta se popularizó gracias a las exploraciones científicas patrocinadas por las coronas francesa y española en el siglo XVIII. En realidad el objetivo de los botánicos exploradores era estudiar y recolectar la planta de la quina. La quina era un negocio en la época pues era el remedio conocido contra el paludismo o la malaria. Buscando posibles alternativas, se encontró en el heliotropo un sustituto de la quinina en el tratamiento del paludismo, además de tener otras propiedades. Un siglo más tarde, la flor del heliotropo causaba furor entre las damas. Su color azul violáceo se registró como el color de moda en 1888. Esta fascinación no sólo reflejaba los últimos restos del gusto romántico, sino que anticipaba el tono intenso de la modernidad cargada ya de energía ultravioleta.

El apogeo dne este color llegó hacia finales del siglo xtx, época del boom de muchos tonos de púrpura y violeta. Parte del atractivo del color era la novedad. Antes del malva de William Perkin [página 169], el púrpura había sido difícil de fabricar y todavía conservaba el glamour imperial de su antiguo estatus, así que tal vez habría que perdonarles a los victorianos las combinaciones cada vez más estridentes que fueron surgiendo con el color heliotropo a lo largo de la siguiente década.

En el lenguaje victoriano de este color significaba devoción, que es en parte el motivo por el que era uno de los pocos colores que se permitía llevar a las mujeres tras la muerte de un ser querido. El culto al luto alcanzó su mayor popularidad durante el siglo XIX, con unas normas sociales cada vez más elaboradas que dictaban lo que la gente, y en particular las mujeres, podían ponerse en los meses y años posteriores a la muerte de un familiar o un monarca. El heliotropo, y otros tonos suaves de púrpura, eran obligatorios durante todo el luto. En el caso de las viudas, que eran las que más sufrían las consecuencias de la pérdida, sólo se llegaba al medio luto tras dos años de llevar vestidos de color negro mate muy sencillos; para familiares más lejanos, el luto era menos severo y se permitían los colores discretos desde el principio. Un grave brote de gripe durante el verano de 1890 resultó en un auge del negro, gris y heliotropo al año siguiente.

Por más que la popularidad de esta tonalidad parece haberse hundido en el mundo real, el hecho es que ha disfrutado de una vida distinguida en el más allá literario. Los personajes con mal comportamiento suelen describirse luciendo este color. La deliciosamente inmortal antiheroína de Un marido ideal de Oscar Wilde, la señora Cheveley, hace su entrada envuelta en color heliotropo y diamantes para luego abrirse paso a lo largo de toda la obra, igual que un héroe de capa y espada, siempre pronunciando las mejores frases. Pasando a ser de un color de luto y antiheroico a un color lleno de misticismo y magia.

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