El descubrimiento de las pinturas de Altamira en 1879 fue la primera prueba de la existencia de arte Paleolítico; hasta ahora, se han catalogado más de cien cuevas con pinturas de este amplio período, se dibujaban signos abstractos o animales de la era glacial. En las paredes de estas cuevas podemos encontrar representaciones de bisontes, cabras salvajes, caballos, signos esquemáticos y ciervos; todos representados en colores como el negro, ocre y sobre todo rojo. Un tono de rojo brillante de textura arcillosa y gran poder de pigmentación.

La palabra hematita se deriva de la palabra griega hema, que significa sangre, y se conocía como "piedra de sangre" en la antigua Grecia (Teofrasto, c. 325 a. C.), lo que implica que el mineral es de color rojo sangre. La hematita es un mineral de hierro importante, y su color rojo sangre en polvo se presta bien para usar como pigmento. La hematita es uno de los pigmentos más antiguos del mundo y ha sido utilizada por todas las civilizaciones y épocas importantes.

El color hematita es un óxido de hierro, también conocido como almagre, de un intenso color rojo. La hematita es un mineral muy común que se encuentra por todo el planeta, por lo general en forma de sedimentos, fragmentos finos y rocas volcánicas. Por su amplia disponibilidad, la relativa sencillez de los procedimientos de preparación del colorante y su eficacia para cubrir distintos tipos de superficie, desde la piel humana hasta edificios, fue el material más utilizado en la época prehispánica.

Desde la era del Paleolítico superior, hace 50.000 años, diversos objetos teñidos de un rojo intenso han estado presentes en la vida de las personas. Pese a no estar por todas partes, el uso de la hematita está tan extendido que, en un artículo de 1980, el antropólogo Ernst E. Wreschner llegaba incluso a calificar su extracción y uso como uno de los dos elementos de regularidad característicos de la evolución del ser humano, siendo el otro la fabricación de herramientas. Se han encontrado herramientas, conchas, huesos y otros pequeños objetos teñidos de hematita en las excavaciones arqueológicas de restos del Paleolítico de Gönnesdorf en Alemania, en el norte de África, Mesoamérica y China. Se utilizaba con mucha frecuencia en los rituales de enterramiento de la Antigüedad. En ocasiones aparentemente tan solo se rociaba el cuerpo, pero en otras su uso era más elaborado: en China, se suele encontrar combinado con el negro. En Egipto se han encontrado paños teñidos con hematita para los rituales de momificación.

En América prehispánica era el pigmento rojo más común en la pintura de exteriores e interiores de edificios de mampostería. No sólo era menos costoso que la grana cochinilla o el cinabrio, sino que era más adecuado para esos fines por su durabilidad. Se utilizó ampliamente en la decoración de cerámicas pues sus características la hacen especialmente apta para ese fin. En muchas ocasiones la decoración en rojo se aplicaba antes de la cocción con lo que, dependiendo de las características de ésta, podía adquirir diversos tonos. También era un material común en los engobes cerámicos, los recubrimientos, que se aplican a los objetos hechos de arcilla antes de cocerlos y convertirlos en piezas de cerámica.

En Tlatilco, estado de México, un sitio del Preclásico, se han encontrado algunos de los ejemplos más antiguos del uso de hematita. Ahí se localizaron pequeñas vasijas con fragmentos de ese material, así como los metates en que se molía. En Guerrero se han localizado vasijas de estilo Tlatilco con restos del mineral. También de Tlatilco proceden figurillas que indican que desde esa época el rojo se utilizaba para adornar el cuerpo. En algunos entierros los cuerpos estaban cubiertos de rojo. El llamado Rojo Teotihuacano es un pigmento obtenido de la hematita que se utilizó en la gran ciudad por lo menos entre 200 y 750 d.C. El rojo se mezclaba con otros pigmentos –como blanco y amarillo– para obtener distintas tonalidades que iban del rosa opaco al rojo oscuro.

Los famosos códices mayas llevan escritos y dibujos en rojo provenientes de este mineral ya que se podía utilizar para pintar sobre textiles combinándolos con diversos materiales donde sus recetas estaba protegidas por los sacerdotes mayas. En la cueva de La Garrafa, Chiapas, se encontraron prendas con restos de pintura hecha con hematita que se han ido deslavando poco a poco con el paso del tiempo.

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