La palabra buff comenzó a utilizarse en inglés alrededor del siglo XVI para describir el cuero curtido de los ciervos, que se utilizaba ampliamente en la confección de prendas como guantes, botas y chaquetas. Este cuero no sólo era duradero, sino que también tenía un tono natural y atractivo que se convirtió en un estándar estético. Durante este periodo, la indumentaria hecha de este material fue especialmente popular entre las clases militares y aristocráticas, dado que ofrecía protección y era un símbolo de estatus.
El término “ante” se adoptó en español para referirse al mismo tono, asociado también con la piel del antílope y con otros animales que producen un cuero similar. Este color natural adquirió relevancia en el diseño y la moda por su capacidad para combinar bien con otros tonos y por evocar una sensación de calidez y confort.
Desde la perspectiva de la psicología del color, el ante o buff evoca calma, estabilidad y modestia. A diferencia de los colores más llamativos, que buscan captar la atención, el buff proporciona una sensación de serenidad y confianza. Se relaciona con la tierra y lo natural, lo que lo convierte en un color reconfortante y accesible. Al mismo tiempo, su naturaleza neutra lo hace extremadamente versátil, permitiéndole combinarse con casi cualquier otro color. Esto lo convierte en una elección frecuente en paletas de colores tanto para moda como para diseño, donde actúa como un tono de base que equilibra la composición general.
En el ámbito de la moda, el color ante ha sido utilizado como un símbolo de sofisticación discreta. Durante el Renacimiento, el cuero en tonos buff era un material apreciado para accesorios y prendas de alto rango. Más adelante, en el siglo XIX, el color comenzó a aparecer en textiles y decoraciones, especialmente en la vestimenta masculina, como los pantalones y chaquetas de montar.
A lo largo del siglo XX, el color ante se consolidó como un clásico en la moda y el diseño de interiores. En la década de 1970, los tonos terrosos y naturales, incluido el buff, tuvieron un auge significativo gracias al interés por el estilo bohemio y los movimientos ecológicos. En diseño de interiores, el ante se utiliza frecuentemente para crear ambientes cálidos y acogedores, combinado con tonos verdes o marrones para un efecto orgánico.
El color buff tiene una importancia histórica notable en la heráldica y las insignias militares. En los siglos XVII y XVIII, las fuerzas militares británicas utilizaban este tono para los forros y los uniformes. El “regimiento de Buffs” es uno de los ejemplos más destacados: una unidad del ejército británico cuya designación hacía referencia al color de sus uniformes. Este uso del buff como color militar está vinculado a su disponibilidad y su asociación con la resistencia y la funcionalidad.
En el arte, el color ante ha sido ampliamente empleado por pintores y artesanos a lo largo de la historia. Su tono natural se presta para representar escenas de la vida rural, retratos y paisajes. En la paleta de los artistas renacentistas y barrocos, el ante se utilizaba para fondos, telas y detalles que requerían una sensación de naturalidad o calidez. Su neutralidad permitía resaltar otros colores más vivos, como el rojo o el azul.