POR: DR. MANUEL ALEJANDRO GUTIÉRREZ GONZÁLEZ

Hace unos días, muchos cristianos vivimos los días mayores para la Iglesia Católica. Durante estos días han surgido dos notas interesantes a resaltar: la primera afirma que científicos han resucitado al lobo gigante, el cual se encontraba extinto hace más de 10,000 años, pero ¿es adecuado usar el término resurrección?; la segunda, la muerte del Papa Francisco.

Antes de abordar estos temas, me gustaría decir que México es mayoritariamente católico; sin embargo, en la vida práctica, esto no lo es del todo correcto. Tal vez algunas personas se consideran católicas por ir a bautizos o primeras comuniones, pero tal vez no acepta algunas de las verdades que proclama la religión, como es el caso de la resurrección de los muertos.

En efecto, muchos católicos se sienten más cómodos pensando en la reencarnación que en la resurrección. Por reencarnación se entiende que cuando alguien muere, vuelve a este mundo material ya sea como una planta, un animal u otro ser humano dependiendo de qué tanto bien hizo o que tanto mal realizó en su vida pasada.

La palabra resurrección viene de dos palabras latinas “re” y “surrexit”, esta última palabra es el verbo “surgere” pero conjugado en la tercera persona del singular, modo indicativo, del pretérito perfecto, en voz activa. Por lo que su significado literal en español es volver a levantarse/erguirse.

En la Biblia aparece la palabra resurrección de dos maneras “surrexit” y “resurrexit”, la primera forma la encontramos en la resurrección de la hija de Jairo, cuando Jesús les dice a los que estaban presentes que la niña sólo dormía y Jesús le dice “surge”, es decir, levántate (Mc 5, 41-42).

Por otra parte, cuando Cristo resucita es de entre los muertos y Él mismo se da la vida, es decir, Él tiene el poder de regresar a la vida con el mismo cuerpo, pero de manera gloriosa, una de las cosas que quiere decir es que no sufrirá la corrupción de la carne, es decir, no tendrá enfermedad y mucho menos la muerte.

Volviendo a las dos noticias con las que he empezado. El término que usaron los científicos para hablar de los lobos gigantes no es el adecuado, podemos hablar de una réplica o de la generación de esta especie, pero no de resurrección, pues los lobos no se han devuelto la vida por sí mismos y en algún momento volverán a morir.

La resurrección de Cristo es el evento crucial en la vida del cristiano, porque sabemos por fe que resucitaremos al final de los tiempos.

El filósofo francés Gabriel Marcel definía la palabra amor como “yo te prometo que tú nunca morirás”. La muerte del papa Francisco en el lunes de la octava de Pascua nos recuerda que la muerte no es el último paso, que la muerte no tiene la última palabra, que fue vencida por sobreabundancia en el amor, la cual fue manifestada en el amor extremo de Cristo.

¡Felices Pascuas de Resurrección!

Profesor Investigador. Universidad Anáhuac Querét

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