Un experimentado y agudo analista dice, palabras más o menos, que en política no hay sorpresas, hay sorprendidos. Cuesta, por ese motivo, creer que al excanciller y exjefe de gobierno, del entonces Distrito Federal, le haya sorprendido el resultado de las encuestas realizadas por Morena para escoger a la futura candidata presidencial. Es más, con el resultado quedó claro que la inclusión de otros cuatro contendientes (dos del partido/movimiento y otros dos de sendos partidos “aliados”) tuvo como objeto fragmentar la opinión contra la exjefa de gobierno, ahora máxima dirigente del movimiento. Los números están ahí y son irrefutables: Sheinbaum 39%, Ebrard 26%, López Hernández 11%, Fernández Noroña (PT) 10%, Velasco (PVEM) 7% y Monreal 6%.

En estricto sentido la ganadora se llevó la victoria por mayoría simple. El segundo lugar, podría haber propuesto desde el principio la regla de la mayoría absoluta, con segunda vuelta. Pues quizá en esa eventualidad, la mayoría de los más de 30 puntos que alcanzaron los otros cuatro competidores le habrían beneficiado. Pero no fue así, pidió que se repitiera el ejercicio a unas horas de que terminara el recuento de las papeletas que depositaron en urnas las personas entrevistadas. Evidentemente, eso ya no podía proceder. El fin de semana presentó un a queja formal ante el órgano interno de su partido. La que también se puede presumir que no procederá.

Para el excanciller el panorama es complejo. Ha declarado que estará en la boleta de la elección presidencial, pero no ha informado del inicio de negociaciones con los dirigentes de los partidos distintos a Morena que le permitan lograr ese objetivo. Mientras se redacta esta reflexión se está llevando a cabo una asamblea de los seguidores de Ebrard, que decidirá el rumbo a seguir. Por tal motivo es pertinente reflexionar acerca de las alternativas que se le pueden presentar a esa fracción del movimiento que llegó al poder en 2018.

En diversos medios se ha especulado sobre una negociación del excanciller con la dirección de Movimiento Ciudadano. La organización partidaria que se ha negado reiteradamente a participar con el Frente Amplio, conformado por el PAN, el PRI y el PRD. Esto a pesar de que en decisiones legislativas de la mayor importancia ha votado con ese bloque opositor para detener en el Legislativo trascendentes iniciativas del Ejecutivo en funciones. Esta opción tendría que pasar por la definitiva ruptura de la fracción ebrardista con Morena; no sólo la renuncia del dirigente, sino también la del relevante número de diputados federales y senadores que lo siguen. Se dice que esta opción lastimaría más al Frente Amplio que a Morena, pero eso está por verse.

Un segundo escenario para los ebrardistas sería romper ahora con Morena y esperar a que no se conforme de nueva cuenta la coalición Junto Haremos Historia de 2021. En la actual legislatura (65) el PT tiene 33 diputadas y diputados, pero en la anterior (64) tenía 44. El PVEM, en la 64 (cuando fue en coalición con el PRI y NA) tenía 11; mientras que luego de la coalición con Morena, en 2021, tiene 41. Ambos partidos, en clave política, exigirán al menos 50 candidaturas ganadoras. Lo que le dejaría a Morena 200 (no todas ganadoras) para distribuir entre sus corrientes.

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