Brillantes, luminosos, ricamente ornamentados, son los 17 trajes con que Erik de Luna se convierte en La Catrina, para celebrar el 25 aniversario de la caracterización que ha logrado Luna, dando vida a este personaje en espacios teatrales, plazas, festivales y pasarelas del mundo.

Desde 2016, ha estado con frecuencia en España, donde ha conquistado al público amante de su Parca mexicana. En 2017 fue protagonista de la Noche de Muertos en Shangai, China. El equipo del actor queretano ha logrado incorporar a su Catrina en festividades de Estados Unidos y fue figura central en el Fashion Week de Viena. En la FITUR de Madrid 2022, tuvo como espectadores a Felipe VI y la reina Letizia. Ese año también presentó su espectáculo en la Feria Internacional de Pueblos Mágicos en Barcelona y cosechó éxitos en Bogotá.

Para la celebración de los Fieles Difuntos de 2024, Erik de Luna se presenta en el Mesón de los Cómicos de la Legua, grupo al que pertenece desde hace cuatro décadas. El actor, fiel a sus orígenes, escogió este teatro para presentar una obra con su propia dramaturgia, plena de frases, anécdotas y referencias de la cultura contemporánea. Hace uso del albur y del atrevido manejo del lenguaje popular. La audiencia lo agradece a carcajadas. Entre bromas, habla de la vida y la muerte, la trascendencia de los seres humanos y la importancia de los hechos históricos.

La Catrina original es obra de José Guadalupe Posada, quien realizó un grabado en metal publicado en 1873, titulado “Calavera garbancera” donde aparece una calavera que porta un sombrero a la moda europea. Posada, un creador satírico, se burlaba de la población de origen indígena que deseaba aparentar un nivel económico muy superior a sus posibilidades. Decía el artista: “En los huesos, pero con sombrero francés con plumas de avestruz”.

Esta imagen fue retomada por Diego Rivera, quien incluyó a La Catrina en su mural de 1947 titulado “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”, junto a los retratos de personajes claves en la Historia como Hernán Cortés, Frida Kahlo, Sor Juana Inés de la Cruz, Benito Juárez y el mismo Rivera, como niño. La pintura estaba en el Hotel del Prado, que fue afectado por el terremoto de 1985; por suerte, el muro de 15 toneladas se pudo trasladar y es ahora el centro del Museo Mural Diego Rivera.

Octavio Paz, en el ensayo El laberinto de la soledad, publicado en 1950, explora la relación entre el mexicano y la muerte, entre otros aspectos de la psicología y moralidad de nuestro pueblo, con el fin de encontrar su identidad. “Nada es tan grave como esa primera inmersión en la soledad que es el nacer, sino en esa otra caída en lo desconocido que es el morir”. Sobre las fiestas: “El mexicano quiere salirse de sí mismo, se sobrepasa y se desgarra. Como explosión y estallido, la fiesta es al mismo tiempo júbilo y lamento, canto y aullido, vida y muerte”.

En 2015 se lanzó en las pantallas del planeta la película Spectre, con Daniel Craig protagonizando a James Bond, el agente 007. En esa cinta se filmó un carnaval de Día de los Muertos en la Ciudad de México sin antecedentes, que se ha repetido desde entonces, como una celebración lúdica que toma las calles para mostrar a personajes que cobran vida, aunque representen a la muerte.

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