Con el regreso de Donald Trump a la presidencia, México enfrenta un año decisivo que pondrá a prueba su resistencia y capacidad de negociación. ¿Está México preparado? La respuesta dependerá de la estrategia política y diplomática que adopte el gobierno. No hay margen para la improvisación: lo que está en juego es la estabilidad económica y social del país.
Trump ha manifestado la posibilidad de imponer un arancel del 25%, afectando manufactura, industria automotriz y agricultura, lo que generaría incertidumbre para inversionistas. México debe fortalecer su mercado interno y diversificar socios comerciales, reduciendo su dependencia de EU y priorizando Europa, Asia y América Latina. También debe recurrir al T-MEC para impugnar medidas violatorias y aprovechar el nearshoring, ya que muchas empresas buscan reducir su dependencia de China. Aunque la revisión del T-MEC está prevista para 2026, Trump podría adelantarla e imponer reglas más estrictas.
México debe evitar concesiones perjudiciales y fortalecer su posición con su cercanía geográfica y mano de obra calificada.
Las deportaciones masivas podrían desatar una crisis humanitaria, desbordando las ciudades fronterizas con miles de personas sin recursos ni empleo. Es urgente un plan de reinserción laboral y cooperación con organismos internacionales. México también enfrenta una disputa geopolítica: Trump presionará para restringir importaciones chinas, mientras Pekín expande su influencia en América Latina. Ceder ante EU significaría perder oportunidades con China; resistirse, enfrentar represalias comerciales. La única opción es un equilibrio que preserve relaciones sin caer en subordinación. Otra amenaza es un posible impuesto a las remesas, fundamentales para millones de familias. Un gravamen afectaría el consumo y aumentaría la pobreza. México debe rechazarlo, negociando exenciones o explorando vías alternativas para el envío de dinero sin depender de bancos controlados por EU.
La mayor amenaza de Trump podría ser su intención de utilizar fuerzas militares contra los cárteles mexicanos, lo que violaría la soberanía nacional y podría desatar un conflicto diplomático sin precedentes. No obstante, el problema del narcotráfico trasciende fronteras, por lo que México debe responder con firmeza, rechazando cualquier intervención, pero también estableciendo una cooperación en seguridad bajo términos negociados y con pleno respeto a su soberanía.
El 2025 traerá enormes desafíos para México. Se requiere una estrategia clara y contundente para defender los intereses nacionales ante un Trump que no dudará en utilizar a México como chivo expiatorio. Estamos por entrar en un terreno incierto. La pregunta es: ¿México está listo para enfrentarlo? La respuesta dependerá del liderazgo y visión de quienes tomen las decisiones en los próximos meses.
X: @maeggleton