El dengue, una enfermedad viral transmitida por el mosquito Aedes aegypti, ha dejado de ser un problema exclusivo de zonas tropicales. En los últimos años, el aumento en las temperaturas y el patrón irregular de lluvias secundarios al cambio climático, así como la urbanización masiva han transformado la distribución geográfica de esta enfermedad, haciendo que aparezca en regiones donde antes no era común, lo que ha resultado en un repunte de casos a nivel mundial.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), actualmente se reportan 390 millones de infecciones al año, con brotes significativos en Asia, América Latina y África. México no es la excepción, con más de 55 mil casos registrados en 2023, y aunque Querétaro no es una de las zonas más afectadas, no ha estado exento, especialmente en áreas urbanas donde los mosquitos encuentran las condiciones ideales para reproducirse.
Este panorama refuerza la necesidad de tomar medidas de prevención para proteger a la población general, y especialmente a grupos de riesgo. Si estás embarazada o planeas estarlo, es importante que comprendas cómo esta enfermedad puede afectarte y cómo prevenirla.
El dengue se transmite a través de la picadura de un mosquito infectado. Existen cuatro serotipos de este virus, lo que significa que puedes contraerlo más de una vez. Esta enfermedad suele manifestarse con fiebre alta, dolor de cabeza intenso, dolores musculares y articulares, náusea, vómito y en algunos casos más severos con sangrados en encías o nariz.
Durante el embarazo, el diagnóstico puede ser más difícil debido a la confusión de algunos de los síntomas con molestias o infecciones comunes asociadas al embarazo. Además, los cambios en el sistema inmunológico hacen que las mujeres embarazadas sean vulnerables a infecciones graves, que pueden poner en peligro tanto a mamá como a bebé.
Algunas de las complicaciones incluyen un mayor riesgo de parto prematuro, bajo peso al nacer, hemorragia postparto y transmisión de la infección al recién nacido. El pronóstico de los casos de dengue en el embarazo depende en gran medida de la atención médica oportuna y el manejo adecuado de las complicaciones.
A pesar de los riesgos, el dengue es prevenible con medidas sencillas como usar repelente, instalar mosquiteros en ventanas y camas, eliminar recipientes que acumulen agua en casa y sus alrededores y vestir ropa que cubra la mayor parte del cuerpo. En un momento donde la amenaza del dengue es una realidad, protegerte a ti y a tu bebé es una prioridad. Si estás embarazada mantente informada, toma precauciones y consulta a tu médico ante cualquier síntoma de sospecha. El diagnóstico y atención oportunos permiten controlar esta enfermedad y reducir el impacto en tu salud y la de tu bebé.