Este próximo Día Internacional de la Mujer nos da la oportunidad de reflexionar sobre el camino de la mujer en la medicina.

En casi dos siglos, la presencia de la mujer médica ha pasado de ser una excepción a ser una fuerza transformadora. En 1849, Elizabeth Blackwell se convirtió en la primera mujer en obtener el título de médica en Estados Unidos, un logro que en su momento fue visto como una anomalía. Hoy, más del 50% de los estudiantes de medicina y especialidades médicas son mujeres. No ha sido un un camino fácil, pero si uno lleno de logros.

Si bien hoy celebramos los logros alcanzados en el recorrido de este camino, tambien reconocemos los retos hacia adelante. Actualmente las mujeres médicas tienen menor representación en puestos de liderazgo en hospitales, universidades y organismos de salud. A esto se suma el gran reto de equilibrar la vida profesional con la personal, ante las expectativas de roles sociales. La presión por demostrar capacidad y productividad clínica o académica puede llevar a una constante autoexigencia y a enfrentar la disyuntiva entre el desarrollo profesional y la vida personal, no solo la maternidad, si no tambien el tiempo para el descanso, el bienestar personal, y la vida social. Muchas médicas enfrentan actualmente dificultad para encontrar este equilibrio complejo.

A pesar de estos desafíos, podemos decir con certeza que vivimos en la mejor época para haber elegido ser médicas. Nunca antes habíamos tenido tantas oportunidades de formación, desarrollo y liderazgo. Somos testigos y protagonistas de una transformación histórica en la medicina, y eso es algo que debemos disfrutar y celebrar. Pero también tenemos la responsabilidad de seguir abriendo camino para las generaciones que vienen. Cada paso que damos contribuye a que el futuro de la medicina sea más equitativo, donde el talento y la vocación sean los pilares fundamentales, sin importar el género.

La historia nos ha demostrado que las mujeres tenemos la capacidad, la determinación y la pasión para seguir derribando barreras. Sigamos construyendo un futuro donde todas podamos ejercer nuestra profesión con plenitud, dejando huella e inspirando a las mujeres del mañana.