Hasta hace algunos años, la información sobre la salud se obtenía casi exclusivamente de médicos. Hoy, cualquier duda se resuelve con una búsqueda rápida en Google, un video de TikTok o una consulta en chats de inteligencia artificial (IA). Durante el embarazo, el acceso inmediato a información médica permite que las mujeres conozcan más sobre su salud y la de sus bebés, tomen decisiones informadas, estén más atentas a posibles complicaciones e incluso cuestionen algunas indicaciones médicas. Sin embargo, esta mayor disponibilidad de información tiene también algunos obstáculos y retos: información contradictoria, fuentes poco confiables y un exceso de datos que puede generar más ansiedad que tranquilidad.

Internet, redes sociales y chats de IA: ¿una bendición o un arma de doble filo?

La digitalización de la salud ha traído muchos beneficios. En foros y redes sociales, las mujeres pueden compartir experiencias, sentirse acompañadas y encontrar respuestas rápidas a sus inquietudes. Plataformas como YouTube y TikTok han permitido la difusión de información sobre lactancia, parto humanizado y derechos reproductivos. Hoy, los chats de IA hacen posible también obtener explicaciones detalladas sobre temas médicos, brindando respuestas en segundos y en lenguaje accesible. Pero este acceso ilimitado a información tiene también riesgos. ¿Cómo saber si la información que aparece en una búsqueda de Google es confiable? ¿Cuántos de los consejos virales en TikTok tienen respaldo científico? ¿Es seguro seguir una recomendación obtenida en un chat de IA sin validarla con un médico?

El problema de la desinformación y la ansiedad digital

Uno de los mayores riesgos de la sobrecarga de información es la desinformación. Cualquiera puede publicar contenido en redes sin evidencia científica, lo que ha llevado a la viralización de mitos sobre el embarazo. Por otro lado, los chats de IA, aunque útiles, no son infalibles. Sus respuestas dependen de los datos con los que fueron entrenados y pueden omitir datos importantes o no estar actualizados con las últimas guías médicas. Otro problema es el aumento de la ansiedad. El acceso constante a información médica puede generar miedo innecesario, haciendo que cualquier síntoma leve se perciba como una emergencia o que una mamá se sienta abrumada por la cantidad de decisiones a tomar.

¿Cómo navegar la información sin perderse en ella?

—Verificar fuentes: La información médica debe provenir de instituciones de salud reconocidas, organizaciones científicas o profesionales en el tema.

—Evitar la “infoxicación”: No es necesario leer todo lo que aparece en internet. Limitarse a unas pocas fuentes confiables puede reducir el estrés.

—Validar con un médico: Ni Google, ni TikTok, ni ChatGPT sustituyen la consulta con un especialista. La información en línea puede servir como complemento, pero no reemplaza el criterio profesional.

—Evitar el alarmismo: Si una publicación usa frases como “mortal” o “nadie te dice la verdad sobre…”, es probable que esté exagerando.

El acceso a información médica durante el embarazo es una herramienta poderosa, pero debe usarse con criterio. Estar informadas es esencial, pero estar bien informadas es lo que realmente marca la diferencia. Aprender a filtrar lo que consumimos nos permitirá estar mejor informadas sin caer en la ansiedad o la desinformación.

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