En los últimos años, se habla mucho sobre el aumento de la infertilidad, pero ¿realmente estamos teniendo mas problemas de fertilidad o simplemente estamos postergando la maternidad y enfrentando sus consecuencias naturales?
Se define como infertilidad la incapacidad de lograr un embarazo después de un año de relaciones sexuales sin protección (o seis meses si la mujer tiene más de 35 años). A nivel mundial, se estima que una de cada seis parejas experimenta dificultades para concebir en algún momento de su vida reproductiva. Y sí, los datos muestran que la infertilidad ha aumentado en las últimas décadas, pero hay algunos puntos importantes que debemos considerar.
Más que un problema de salud, un cambio social
Uno de los factores más relevantes asociados a este aumento en la frecuencia de infertilidad es el retraso en la búsqueda del embarazo. Hace 50 años, la mayoría de las mujeres se embarazaba en sus 20s; hoy, muchas esperan hasta los 30s o incluso 40s, lo que afecta la fertilidad de forma natural. A partir de los 35 años, la cantidad y calidad de los óvulos disminuye significativamente, haciendo más difícil el embarazo. Pero no es solo la edad: el estrés, los estilos de vida poco saludables, la exposición a toxinas y el aumento en la frecuencia de algunas enfermedades también pueden influir.
¿Cuándo se debe buscar ayuda médica?
Si la mujer tiene menos de 35 años y lleva más de un año intentando, o más de seis meses si tiene más de 35, es momento de una consulta. También se debe buscar ayuda si hay antecedentes de ciclos menstruales irregulares, cirugías pélvicas previas, endometriosis o enfermedades como diabetes o problemas de tiroides. Muchas parejas dudan en acudir al especialista por temor a que la única opción sea un tratamiento complicado o costoso. Sin embargo, no todo es fertilización in vitro. En algunas ocasiones se pueden corregir alteraciones hormonales o anatómicas que pueden estar impidiendo la concepción. Además, existen opciones de baja complejidad como medicamentos para inducir la ovulación o inseminaciones artificiales. Lo más importante es acudir con un especialista a tiempo.
El factor masculino: el gran olvidado
Cuando una pareja tiene problemas para lograr el embarazo, la mayoría de las veces el enfoque se centra en la mujer. Sin embargo, el 40% de los casos de infertilidad tienen un origen masculino. La calidad del esperma puede verse afectada por factores como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, el sobrepeso o el estrés. Por lo tanto, es un factor indispensable a considerar en el abordaje de una pareja con infertilidad.
Infertilidad no significa imposibilidad
El miedo y la desinformación pueden hacer que muchas parejas retrasen la búsqueda de ayuda, pero la fertilidad puede ser un reto que, con el diagnóstico adecuado y las herramientas correctas, tiene solución. Si el embarazo no llega, buscar orientación a tiempo puede marcar la diferencia entre una larga espera frustrante y alcanzar el objetivo de formar una familia.