Hace dos semanas se acabaron los Juegos Olímpicos en París. Sin duda fue un evento que marcó precedentes, dejaron de lado la idea de contener la inauguración en solo un espacio y convirtieron a la ciudad entera en un estadio. Gracias a esto, la ciudad de París, las regiones francesas, recintos históricos e inclusive los museos, se llenaron del espíritu olímpico. La inclusión de los museos en estos festejos, llamó mucho la atención del mundo por la particular manera en que lo hicieron. Por esta razón esta semana te contaré un poco acerca de una de las tradiciones más antiguas de las olimpiadas y cómo ésta puso en riesgo a las pinturas más importantes del mundo.
El recorrido de la llama olímpica, además de marcar el inicio del evento deportivo, es un símbolo de paz y amistad. Como tributo a los juegos olímpicos antiguos, el encendido de la antorcha, se lleva a cabo una ceremonia en las ruinas del Templo de Hera en Olimpia, Grecia, en esta ceremonia se enciende la antorcha. Este evento, marcó el inicio del relevo de la antorcha, el cual duró 3 meses y recorrió más de 60 lugares del país. Pudimos disfrutar de este recorrido gracias a la documentación que varios medios hicieron. Uno de los espacios que más llamó la atención fue cuando el relevo llego a la ciudad anfitriona de los juegos y vimos las imponentes imágenes de la antorcha dentro del museo de Louvre y dentro del palacio de Versalles.
Estas imágenes impactaron al mundo, por más de una razón, sin embargo, la razón que desmenuzaremos es el impacto que tuvieron estas fotos en la conservación de las obras. Uno de los objetos más prohibidos dentro de un museo son los encendedores, esto debido a cualquier riesgo de incendio; cabe mencionar que un museo está repleto de artefactos de material orgánico inflamables, como estatuillas de madera, piezas artísticas e inclusive los famosos marcos que enmarcan las piezas. Es por esta razón que, para muchos historiadores y conservadores, consideraron esta acción como un terrible error por parte de las autoridades de los museos, ya que, el ingreso de las antorchas con una gran cantidad de combustible y flama podrían causar estragos importantes en las obras. Esto debido a que muchas piezas que se encuentran en este museo tienen ciertos compuestos químicos inflamables derivados de los pigmentos de las pinturas, muchos de estos reaccionan con el tiempo y van creando reacciones químicas naturales, ahora imaginemos exponer estos pigmentos al fuego, esto significaría una aceleración en los procesos y un desgaste mucho más rápido. Aunque la antorcha estuvo a una distancia considerable y existían personas equipadas con extintores durante el recorrido, esta acción por sí misma, causó daños irreversibles en las piezas.
Esto me hace pensar, ¿por qué las mismas autoridades del Louvre consideran que poner en riesgo las pinturas está bien?, mientas que, si se trata de una manifestación elaborada por activistas y que conocen la tecnología de los vidrios protectores, ¿son considerados criminales en otro país? Pero tú qué opinas, ¿crees que valió la pena el posible daño que sufrieron las obras por las fotografías? ¿podríamos comparar el fuego con una lata de sopa de tomate?
*Lic. en Historia del Arte y Curaduría