Durante este mes, el color rojo y los corazones inundan cada rincón, recordándonos la llegada del Día de San Valentín. En esta fecha, cientos de personas celebran el amor en todas sus formas: el amor de pareja, la amistad y el cariño hacia la familia. A lo largo de la historia, el anhelo de encontrar el amor ha llevado a muchas personas a recurrir a curiosos remedios, hechizos e incluso pociones para atraer a su ser amado. Desde antiguas tradiciones hasta mitos populares, el amor siempre ha estado envuelto en una atmósfera de magia y misterio. Esta semana te contaré de cómo las pociones de amor han sido representadas en el arte a lo largo de la historia, reflejando el deseo, la pasión y el misterio del amor en distintas épocas y estilos.
Me gustaría hablarte de la pintura Poción de Amor (1903) de Evelyn De Morgan, una destacada artista del movimiento prerrafaelita. Este movimiento se inspiraba en la literatura medieval y se caracterizaba por la riqueza de detalles simbólicos en sus pinturas, creando composiciones visualmente cautivadoras y llenas de misticismo. En esta obra la artista plasma a una hechicera, esto marcó una pauta en la representación de la mujer dentro del arte. Con esta elección, De Morgan desafió las representaciones tradicionales de la mujer, moldeando una nueva imagen femenina: una mujer sabia, poderosa y dueña de un gran conocimiento. La hechicera viste un vestido de varias capas de color dorado, un color elegido intencionalmente para hacer referencia a la alquimia, disciplina obsesionada con la transformación de los metales en oro. En la escena, la vemos preparando su poción en un cáliz, rodeada de libros situados en la base donde trabaja, lo que evidencia su gran conocimiento en el tema. En el fondo, aparece una pareja de enamorados, lo que sugiere que la poción está destinada a ellos. Podemos deducir que la mujer de la pareja fue quien encargó la poción, ya que en la magia existe una regla universal: para crear un hechizo o poción es necesario un objeto personal de la persona involucrada. La mujer viste un vestido blanco al que parece faltarle un pedazo, el cual se encuentra junto a la hechicera, reforzando la idea de que se está utilizando como ingrediente clave en la poción de amor. Además, en la escena aparece un gato negro, un símbolo de misticismo y magia a lo largo de los siglos. La hechicera adopta una postura fuerte y dominante, luciendo un tocado que parece estar hecho de escamas de dragón, una posible referencia a las armaduras que, según la tradición, los caballeros elaboraban tras vencer a estas criaturas. Con este detalle, la artista refuerza la imagen de la hechicera como una mujer poderosa, alejándola del estigma de la bruja tradicional y dotándola de una presencia de sabiduría y autoridad.
A lo largo de la historia, las pociones de amor han sido representadas en el arte, esto muestra la fascinación humana por el deseo y la pasión. Estas representaciones como la de Evelyn De Morgan no solo muestran las creencias y mitos de diversas épocas, sino que también nos muestran una visión sobre cómo el amor se puede convertir en algo mágico, manipulable y a veces peligroso. Pero, ¿tú qué opinas? ¿crees que el amor es algo que se puede crear?
*Lic. en Historia del Arte y Curaduría