La primera administración de Donald Trump como presidente de Estados Unidos significó un grave retroceso para las mujeres de su país. Su gestión impactó de manera particularmente negativa en el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de las norteamericanas, al dificultar el acceso a métodos anticonceptivos y, con la decisión de la Suprema Corte, a la protección federal del derecho al aborto.
La nueva administración de Trump representa una amenaza aún más grave para el derecho a acceder al aborto libre y seguro. Durante el primer mandato de Trump, muchos estados de la Unión Americana restringieron o prohibieron el aborto casi de manera absoluta, entre ellos Alabama, Arkansas, Idaho, Indiana, Kentucky, Louisiana, Mississippi, Oklahoma, South Dakota, Tennessee, Texas y West Virginia.
Más recientemente, Donald Trump ha prometido utilizar al gobierno federal para restringir aún más el acceso al aborto, incluso en estados que lo protegen es sus constituciones y leyes como California, Washington y Nueva York. Estas restricciones incluyen, por ejemplo, imponer castigos a las personas y empresas que envían o reciben pastillas abortivas por correo.
Entre los grupos feministas y de personas defensoras de derechos humanos existe una gran preocupación sobre la posibilidad de que Trump instruya a los integrantes del Partido Republicano en el Congreso a aprobar la prohibición del aborto en todo el territorio estadounidense. Otros riesgos incluyen la posibilidad de que compañías de seguros dejen de cubrir los tratamientos en casos de abortos espontáneos o el acceso a métodos anticonceptivos.
Las prohibiciones y restricciones al aborto han tenido efectos negativos que han perjudicado de manera desproporcionada a las mujeres más pobres, afrodescendientes, hispanas y menores de 18 años. Incluso muchas han perdido la vida cuando se les han negado servicios médicos. En el vecino estado de Texas las leyes estatales ya no consideran la atención de mujeres que sufren abortos espontáneos como un tratamiento de primera línea por temor a repercusiones legales. Esto ha ocurrido incluso en casos en los que hay muerte fetal o cuando la vida de la madre está en grave riesgo. Por temor a ser denunciados y a perder sus licencias, el personal médico canaliza a las pacientes a hospitales en otros estados del país, donde las restricciones del aborto son menores, lo que retrasa su atención, poniendo en riesgo su salud y sus vidas.
En años recientes, en México hemos visto avances importantes en la garantía y protección de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, gracias a la lucha del movimiento feminista mexicano, presente en todas las entidades federativas. La gran ola verde, que toma su nombre de los pañuelos que usan las mujeres mexicanas durante las marchas, es un ejemplo para las mujeres norteamericanas que deben salir a tomar las calles, las plazas, las cortes y las legislaturas para enfrentar a Donald Trump.
Titular de Aliadas Incidencia
Estratégica e integrante de la
Red Nacional de Alertistas.
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