La famosa cuesta de enero, el temido aumento de precios a productos básicos como leche, huevo, verduras, carne, pan y tortilla, impacta de manera diferenciada a los hogares liderados por mujeres que, por lo general, tienen menores ingresos. Según el Censo de Población y Vivienda 2020, 33% de los hogares en México son núcleos familiares en el que solo la madre está presente y ella constituye el único sostén de sus hijos e hijas. A este tipo de familias se les conoce como familias monomaternales.
De acuerdo con Violeta Rodríguez, investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, más del 60 % de las mujeres de México realizan trabajo no remunerado. Esto se traduce en labores domésticas, crianza de hijos e hijas además de labores de cuidado de personas adultas mayores o con discapacidad. Del total de las mujeres que laboran fuera de casa, más del 40% trabaja en la informalidad, por lo que no tienen prestaciones ni seguridad social, lo que las coloca en una situación de profunda desventaja. Además, el trabajo informal conlleva salarios inferiores comparado con el que perciben las mujeres y hombres que cuentan con empleos formales.
La situación es aún más complicada para mujeres jefas de familia que no cuentan con un empleo y que tienen numerosos hijos e hijas ya que, al carecer de una fuente de ingresos, experimentan mayor vulneración a sus derechos humanos y, por ende, mayor pobreza. Esta situación la viven por lo menos 30% de las mujeres que integran familias monomaternales, lo que las expone a mayores índices de violencia familiar, sobre todo cuando tienen que depender de miembros de su familia para su sustento.
La investigadora de la Universidad de Harvard, Claudia Goldin, galardonada con el premio Nobel de Economía en 2023, determinó que una gran número de empresas ofrecen salarios menores a las mujeres que tienen más responsabilidades familiares. Este trato desigual incrementa la brecha salarial entre mujeres y hombres, impactando de manera negativa en su desarrollo económico. También encontró que ellas trabajan más horas que los hombres en sus centros laborales además de realizar más trabajo no remunerado en casa.
La participación de las mujeres en el mercado laboral, que ha aumentado en las últimas décadas, es indispensable para el desarrollo económico de México. Sin embargo, las mujeres jefas de familia enfrentan obstáculos significativos que les impiden progresar en su trayectoria laboral debido a los techos de cristal y la discriminación salarial de la que son objeto. En tanto las condiciones laborales de las mujeres no les garanticen mayores oportunidades de desarrollo, no ofrezcan una mayor movilidad laboral en un entorno seguro y no contemplen la vida familiar como indispensable para su realización profesional, México seguirá siendo un país sumido en la desigualdad.
La cuesta de enero nos afecta a todos y todas, pero a las madres solas las lastima más.
Titular de Aliadas Incidencia
Estratégica e integrante de la
Red Nacional de Alertistas.
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