El derecho a la educación no prescribe nunca, por lo que toda persona, de cualquier edad, tiene el derecho a iniciar o continuar con su proyecto educativo, en cualquier momento de su vida.

La educación se ha convertido, para muchas personas, en la única vía para salir de la pobreza. La educación permite acceder a mejores oportunidades además de facilitar la movilidad laboral. La educación es un derecho humano. La educación nos acerca a la autonomía. La educación nos permite soñar con un futuro mejor.

Nunca como ahora las niñas acuden a la escuela, sin embargo, aún enfrentan obstáculos basados en su género. Si a esto sumamos factores culturales y la intersección con otras formas de discriminación como la discapacidad, el origen étnico y la pobreza, el acceso a la educación se vuelve más difícil.

Desafortunadamente en muchas regiones de México, el acceso a la educación no es un derecho, es un privilegio de unos cuantos. Para muchas niñas y jóvenes, el hecho de ser mujeres limita sus oportunidades para recibir una educación formal. Los estereotipos y roles de género, el matrimonio infantil, el embarazo de niñas y adolescentes y no deseados, la violencia estructural en contra mujeres y niñas, la falta de espacios incluyentes y las deficiencias en la calidad e infraestructura educativa, son solo algunas de las limitantes que enfrentan las mujeres en México. Es responsabilidad del Estado, y de toda la sociedad, trabajar en la eliminación de las barreras que existen, tanto en la ley o como en la cultura, para lograr que todas las mujeres y niñas puedan acceder a la educación.

Para las mujeres, recibir una educación de calidad tiene consecuencias que impactan en su proyecto de vida, en su seguridad y en su libertad. La educación permite a las mujeres el acceso al trabajo formal, a la propiedad, a la participación política y a la justicia. La educación contribuye a que las mujeres puedan acceder a una vida libre de violencia, a la salud y al ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos. Las niñas que asisten a la escuela por más tiempo tienen menos probabilidades de quedar embarazadas y ser madres jóvenes. La educación contribuye a reducir la feminización de la pobreza. La educación transforma la vida de las mujeres, de sus familias y sus comunidades.

Nuestro país tiene la obligación de garantizar a las mujeres y niñas el acceso a una educación libre de estereotipos de género (tanto en los libros de texto como en los planes de estudio) en instituciones educativas incluyentes, libres de toda forma de acoso u hostigamiento sexual y de cualquier forma de violencia institucional.

Empleando las palabras de Michelle Obama, "ningún país puede florecer si reprime el potencial de sus mujeres y se priva a si mismo del potencial de la mitad de su ciudadanía".

La educación es un derecho humano de todas las mujeres. La educación es la única vía para transformar la realidad nacional.

Titular de Aliadas Incidencia

Estratégica e integrante de la

Red Nacional de Alertistas.

FB: maricruz.ocampo

Twitter: @mcruzocampo

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