Otra vez Querétaro es noticia por la persecución de una mujer que dio a luz en condiciones inapropiadas, sin atención médica y sin saber que estaba embarazada. Un parto fortuito (que no aborto) en medio del terror y la angustia. Solo que ahora se trata de una niña, acusada de homicidio por una Fiscalía queretana que se ha destacado por atender estos casos con las patas.
La Fiscalía acusa a la joven por el presunto asesinato de un bebé de 36 semanas de gestación, porque, según su “investigación” ella lo mató. La única “responsable”, es una niña de 14 años. Una niña que aún no puede votar, entrar a un bar, comprar cigarros, manejar, viajar sola, abrir cuenta en el banco o trabajar formalmente pero que sí puede ser obligada a ser madre.
¿Por qué no mejor señalan con nombre y apellido a las autoridades escolares que con golpes de pecho se negaron a proporcionarle educación sexual integral? ¿Por qué no hablan de la mojigatería institucional que cree que las jóvenes deben “cerrar las piernas” o atenerse a las consecuencias de un embarazo, aunque sean niñas? ¿Dónde están las denuncias en contra de los responsables de la falta de servicios de salud en comunidades rurales e indígenas? ¿Cuántas carpetas de investigación han abierto en contra de los médicos culpables de cometer violencia obstétrica?
La Fiscalía investiga por homicidio ¡a una niña! Pareciera que en su Código Penal no se señalara que las relaciones sexuales con niñas menores de 14 años y los embarazos que resulten siempre se deben asumir como producto de una violación. El delito se llama violación equiparada y se persigue de oficio.
No. Es más fácil asediar y castigar a una niña.
No les basta con el terror, el sufrimiento y la sorpresa de dar a luz sin atención médica, en medio del miedo y el dolor. No les basta con el trauma emocional. En este Querétaro de la doble moral hay que señalar a las “malas madres”, no importa que sean niñas. Deben entender que su misión en la vida es parir, aunque tengan que dejar su niñez con violencia. No importa que sus embarazos sean catalogados por la Organización Mundial de la Salud como de alto riesgo debido a su corta edad. Hay que aplicar la ley, aunque no se haga justicia.
Ella es una víctima, no solo de su agresor sino también de las autoridades, de funcionarios ineptos y de la de la falsa moral de personas ávidas de reflectores. ¿Qué importa exponerla al escrutinio público can tal de ganar unos puntitos para la causa? La que se mueve no sale en la foto y eso es lo que realmente vale la pena.
En lugar de ser perseguida, ella debería estar recibiendo atención médica y psicológica; debería ser protegida por las autoridades y atendida como víctima y no como asesina. Ella nunca debió haber sido vinculada a proceso ni tendría por qué ser sometida a la tortura mediática.
Ella es una niña y se le debe tratar como tal.
Bravo Querétaro. Otra vez tu crueldad en primera plana.
Titular de Aliadas Incidencia
Estratégica e integrante de la Red Nacional de Alertistas.
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