Hace unos días, México amaneció con la noticia del asesinato del alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos, a tan solo seis días de haber tomado protesta al cargo. Un hecho por sí mismo escalofriante. Sin embargo, aún más terrible, ha sido la cobertura de los hechos realizada por muchos medios de comunicación, que compartieron las imágenes de su cuerpo asesinado. Un nuevo acto de "comunicación" revictimizante, doloroso e innecesario de quienes siguen haciendo de la violencia en espectáculo con fines de lucro.

Sí. Vivimos en una crisis de seguridad. Eso es indiscutible pero, ¿cómo contribuye distribuir entre la población imágenes y videos que solo debería tener la Fiscalía, a solucionar la grave inseguridad que vive el país? Considero que tras años de reportar violencia extrema en diversas regiones de México, los comunicadores ya deberían ser capaces de comprender que naturalizar la violencia o explotarla con fines comerciales simplemente está mal. ¿O acaso no han logrado comprender que por arriba de su nota está el respeto absoluto de la dignidad de las víctimas y sus familias? La información periodística debe sustentarse en hechos reales y fuentes confiables además de pasar por un escrutinio estricto sobre la necesidad de compartir imágenes que revictimizan. Difundir información veraz no es sinónimo de convertir a la víctima en objeto.

Cuando una persona es asesinada con violencia extrema, y su caso se convierte en nota periodística, es asesinada múltiples veces. En primer lugar por los homicidas que la privaron de la vida; en segundo lugar por quienes comparten, en periódicos, televisión o medios digitales, imágenes de su cuerpo como forma de espectáculo y en tercer lugar por quienes se dedican a desmenuzar cada pequeño aspecto de su vida y la de sus familias.

Muchas empresas de comunicación han decidido no replicar el lenguaje empleado por bandas criminales en mantas y cartulinas. Pero, ¿por qué entonces replican las imágenes de los actos violentos que estas realizan? Pedir que los medios dejen de compartir imágenes y textos que exhiben a una persona o personas que han sido víctimas de homicidio, no pretende que los medios oculten la realidad, "maquillen" el número de delitos, ignoren los detalles de los hechos o se hagan de la vista gorda. Tampoco se pretende limitar o prohibir la libertad de expresión o la imposición de la autocensura. Lo que se les pide es una honesta reflexión sobre los efectos negativos que tiene en comunidades enteras pero sobre todo en las infancias hacer uso del morbo como "noticia" de interés general.

La violencia impacta todos los ámbitos de nuestra vida, salud, cultura, amistades, trabajo, política y educación, por eso cómo se reporta la violencia sí importa. Hacer apología del delito sólo contribuye a propagar el terror. Explotar la violencia de manera sensacionalista, con el fin de despertar el interés de las audiencias, equivale a lucrar con la tragedia.

Titular de Aliadas Incidencia

Estratégica e integrante de la Red Nacional de Alertistas.

FB: maricruz.ocampo

Twitter: @mcruzocampo

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